La crisis económica ha penetrado en todos los aspectos de la sociedad, incluyendo el ámbito sentimental.
Parejas que no llegan a final de mes, otras desequilibradas económicamente; esa persona que mantiene a su pareja desempleado; sueños que ahora nos parecen algo más inalcanzables y demás situaciones que surgen cuando la crisis económica afecta a las parejas.
En muchas ocasiones se cree, erróneamente, que los problemas del amor y los económicos no están relacionados. El tema de los sentimientos parece, a primera vista, alejado completamente del eje de la razón. Sin embargo, en la práctica, los temas financieros influyen directamente en la situación sentimental de la mayoría de las parejas. De hecho, el dinero es una de las causas más comunes de ruptura.
Y es que, el estrés financiero es un problema que muchas parejas han padecido en algún momento.
Según informa un estudio llevado a cabo por la Financial Therapy Association el estrés financiero puede llevar a las partes de una pareja a comportarse de una forma negativa que "afecte a su dinámica de manera gradual". Todo ello, puede acabar derivando en un aumento de los conflictos y hasta provocar "problemas de sueño y depresión".
Pero, vivir una mala época económica no tiene porqué suponer el final de una relación si los integrantes de la misma quieren luchar por ella. Pero, para conseguirlo es importante aprender a sobrellevar la situación y no puede faltar el apoyo mutuo.
La crisis económica no parece tener intención de desaparecer pronto y los problemas monetarios se hacen más graves.
Todos ellos son complejos, pero la vida en pareja genera una serie de situaciones en las que hay que ponerse de acuerdo a nivel económico. Ni siquiera, de hecho, tiene por qué haber problemas de dinero de base: siempre que dos han de ponerse de acuerdo la cosa se complica, y la economía suscita desacuerdos de lo más complicados.
A veces pareciera que el dinero estorba dentro de la relación y por ello, a toda costa se busca evitar mencionarlo. Pensamos que, si no está en las conversaciones llenas de miel, entonces el problema no existe.
Pero tarde o temprano nos damos cuenta que el tema aparece. ¿Qué es mejor? ¿Hablar de ello al principio donde la relación es cordial o cuando ya los problemas son tan grandes que parece difícil encontrar una solución?
Construir una vida juntos implica tomar el tema de frente, y dejar las reglas bien claras sobre la mesa, de verdad que siempre será lo mejor.
Son muchas las parejas que prefieren omitir temas incómodos como la repartición de los gastos. Y no se ponen de acuerdo si será mitad y mitad o de manera proporcional a lo que ganen.
Eso se vuelve un conflicto en sí mismo, pues no se puede determinar cuáles son los ingresos totales del hogar.
Así como en las finanzas individuales, en las familiares el presupuesto es importante, simple y sencillamente para saber a dónde se va cada uno de los pesos que tenemos.
Ese sencillo ejercicio nos permitirá enderezar el camino en caso de que no esté yendo a donde queremos. El presupuesto es llamado el rey de las finanzas personales porque nos permite tener control.
El matrimonio se debe basar invariablemente en acuerdos, eso también aplica para las finanzas en pareja. Sin embargo, hay que recordar que la pareja está compuesta por dos seres individuales, que tienen intereses propios.
Por ello, es importante tener esa plática en donde se establezcan cuáles son las metas como pareja, y ¿por qué no? las metas personales; así se evitarán los conflictos por mala comunicación.
Hablar de cómo está la situación financiera de cada uno de los integrantes de la pareja, evitará sorpresas después.
La infidelidad financiera implica que las parejas se ocultan sus gastos o deudas o sin son avales de algún familiar y amigo. No se trata de control, es más darle a tu pareja un panorama de cómo estás en el área financiera.
Hasta que te casas con alguien o viven juntos es cuando realmente lo conoces, es decir, puede ser que hasta que estás ahí, que conozcas a fondo sus hábitos de consumo.
Si es sumamente "gastalón" o cuida el dinero como a su propia vida. Aunque todo exceso es malo, lo cierto es que no debemos cerrar los ojos ante la realidad. Debemos reconocer los puntos financieros débiles de nuestra pareja, para poder contrarrestarlos.
Se descompuso el coche, el refri, o cualquier otro electrodoméstico necesario en el hogar son cosas que suceden con frecuencia y nos toman desprevenidos.
Por eso, es necesario contar con un fondo de emergencia para que no se cometan errores al llevar las finanzas en pareja y no se pierda ese balance.
Siempre es más fácil pensar a corto plazo, por ejemplo, en tener ese vestido o pantalón que te gustó en lugar de ahorrar para comprar tu casa.
En alguno de los dos debe caber la razón para impulsar al otro a generar activos y patrimonio.
Este punto se relaciona con el anterior, no solo se trata de no gastar, sino de trabajar juntos para lograr las metas, siempre será más fácil lograrlo cuando el esfuerzo es doble.
Y no es que todos sepamos administrar el dinero de campeonato, aprendemos sobre la marcha, y tal vez las parejas se puedan enseñar mutuamente los trucos que aprendieron para llevar sus finanzas, puede ser que también sirvan a nivel familiar.
Si queremos afrontar el problema de una forma eficaz, es importante buscar un equilibrio en la responsabilidad.
Dejar que una sola persona asuma la carga mental de la situación y que la otra se desentienda es una conducta que se debe evitar. Por ello, hay que lograr un balance en las responsabilidades y establecer un canal de comunicación sólido.
Es así que, para solventar la situación problemática, se ha de realizar una planificación financiera que contribuya a disminuir las consecuencias.
¿Qué podemos hacer para que la pareja se mantenga unida a pesar de tener dificultades económicas?
No olvidemos que las parejas que pasan por un bache o crisis económica o de otro tipo salen muy fortalecidas y su amor se vuelve a reafirmar nuevamente.
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