Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos serán una sola carne. Este es un gran misterio: y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia. (Ef 5, 31-32) Un bonito misterio en el que vale la pena sumergirse: La Iglesia es la espoa de Cristo, que nace del costado de nuestro Señor, del agua del bautismo y la sangre de la comunión. Cristo, verdadero hombre, no repudia a su esposa, sino que por el contrario, se entrega por ella para su salvación. Algo de lo que debemos aprender los esposos respecto de nuestras esposas: Amarlas como Cristo ama a su esposa. No se es parte de la Iglesia si renunciamos a nuestros sacramentos. El que quiera unirse a Cristo, ser con él una sola carne para resucitar también con él, debe aceptar todos los sacramentos. |