01 | Cuando David sintió que se acercaba el día de su muerte, le dio sus instrucciones a su hijo Salomón: |
02 | «Me voy por el camino de todo el mundo, muéstrate valiente y sé un hombre. |
03 | Permanece fiel a Yavé, tu Dios, anda por sus caminos, observa sus leyes, sus mandamientos, sus ordenanzas y sus preceptos, tales como están escritos en la ley de Moisés. De ese modo te irá bien en todo lo que hagas |
04 | y Yavé mantendrá la palabra que me dijo: Si tus hijos vigilan su comportamiento, si caminan delante de mí sinceramente con todo su corazón y con toda su alma, tendrás siempre un descendiente en el trono de Israel. |
05 | Tú sabes muy bien lo que me hizo Joab, hijo de Seruya, quien dio muerte a dos jefes del ejército de Israel, Abner, hijo de Ner, y Amasa, hijo de Yeter. Derramó en tiempo de paz la sangre de guerra; esa sangre de guerra ha rebotado en el cinturón puesto alrededor de mis riñones y en las sandalias que llevo en los pies. |
06 | Tú pues no dejes que sus cabellos blancos bajen en paz a la morada de los muertos. |
07 | Te mostrarás generoso con los hijos de Barcilay de Galaad: comerán a tu mesa porque salieron a recibirme cuando huía de tu hermano Absalón. |
08 | Cerca de ti tienes a Simei, hijo de Guera, el benjaminita de Bajurim que me insultó cuando huía hacia Majanayim. Me maldijo de una manera horrible pero, cuando fue a recibirme en el Jordán, le juré por Yavé que no lo condenaría a muerte. |
09 | Ya que tú eres sabio y sabes lo que debes hacer, no dejarás sin castigo su falta y harás que sus cabellos blancos bajen con sangre a la morada de los muertos». |
10 | Después David se acostó con sus padres y lo enterraron en la ciudad de David. |
11 | David había reinado cuarenta años en Israel: siete años en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. |
12 | Salomón se sentó en el trono de David su padre, y su realeza se afirmó. |
13 | Un día fue Adonías, hijo de Jaguit, donde Betsabé, la madre de Salomón. Ella le dijo: «¿Vienes con buenas intenciones?» Respondió: «Sí». |
14 | Y agregó: «Quisiera hablarte». Ella le dijo: «Habla». |
15 | Entonces él dijo: «Tú sabes que la realeza me pertenecía; todos los israelitas estaban conmigo para que fuese su rey, pero se me escapó la realeza y mi hermano la heredó, Yavé se la dio. |
16 | Tengo sin embargo que pedirte algo, no me lo niegues». Ella le dijo: «Habla». |
17 | «Quisiera, dijo, que hablaras con el rey Salomón, pues no te rechazará. Dile que me dé como mujer a Abisag la sunamita». |
18 | Betsabé le respondió: «Muy bien, hablaré de eso al rey». |
19 | Betsabé entró en la casa de Salomón para transmitirle el pedido de Adonías. El rey salió a recibirla, se inclinó delante de ella y luego se sentó en su trono. Pusieron un trono para la madre del rey, la que se sentó a su derecha. |
20 | Ella entonces le dijo: «Sólo tengo que pedirte una pequeña cosa, óyeme». El rey le dijo: «Madre, pide, te escucho». |
21 | Ella le dijo: «Permite que Abisag la sunamita sea dada como esposa a tu hermano Adonías». |
22 | El rey Salomón respondió a su madre: «¿Por qué pides a Abisag la sunamita para Adonías? Pide mejor para él la realeza, pues es mi hermano mayor y están con él el sacerdote Ebiatar y Joab, hijo de Seruya». |
23 | Entonces el rey Salomón juró por Yavé: «¡Que Dios me maldiga una y otra vez si Adonías no paga con su vida esa palabra que ha dicho! |
24 | Lo juro por Yavé, que ha confirmado mi poder, que me hizo sentar en el trono de David mi padre y que me dio una casa como lo había prometido, que hoy mismo Adonías será ejecutado». |
25 | El rey Salomón encargó el asunto a Benaías, hijo de Yoyada, quien hirió de muerte a Adonías. |
26 | En cuanto al sacerdote Ebiatar, el rey le dijo: «Vuélvete a tu propiedad de Anatot. Mereces la muerte, pero no te condenaré ahora a muerte, porque tú transportaste el Arca de Dios delante de mi padre y compartiste los sufrimientos de mi padre». |
27 | Salomón expulsó pues a Ebiatar, lo privó de su cargo de sacerdote de Yavé; así se cumplió la palabra que Yavé había dicho en contra de la casa de Helí en Silo. |
28 | Llegó la noticia donde Joab. Joab, si bien no había seguido a la facción de Absalón, había en cambio seguido el partido de Adonías. Se refugió pues en la Tienda de Yavé y se asió a los cuernos del altar. |
29 | Avisaron al rey Salomón que Joab se había refugiado al lado del altar en la Tienda de Yavé. Salomón mandó decir a Joab: «¿Por qué te refugiaste junto al altar?» Joab le dijo: «Tuve miedo de ti y me refugié al lado de Yavé». Entonces Salomón mandó a Banaías, hijo de Yoyada, con esta orden: «Ve y mátalo». |
30 | Benaías entró en la Tienda de Yavé y le dijo: «El rey te ordena que salgas». Pero él respondió: «¡No, moriré aquí!» Benaías transmitió esas palabras al rey: «Esto es lo que dije a Joab, y esto fue lo que me respondió». |
31 | El rey le dijo: «Haz como él dice: mátalo y luego entiérralo. Así apartarás lejos de mí y de la casa de mi padre la sangre inocente que derramó Joab. |
32 | Yavé hará que recaiga su sangre sobre su propia cabeza, porque hirió de muerte a dos hombres más justos y mejores que él. Mató a espada, a espaldas de David mi padre, a Abner hijo de Ner, jefe del ejército de Israel, y a Amasa hijo de Yeter, jefe del ejército de Judá. |
33 | La sangre de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab y sobre su familia para siempre, pero David y su descendencia, su casa y su trono estarán en paz con Yavé para siempre». |
34 | Benaías, hijo de Yoyada, subió pues e hirió de muerte a Joab. Lo enterraron en su casa en el desierto. |
35 | El rey puso luego a Benaías, hijo de Yoyada, al frente del ejército en reemplazo de Joab; también el rey puso al sacerdote Sadoc en vez de Ebiatar. |
36 | Después el rey mandó llamar a Simei y le dijo: «Constrúyete una casa en Jerusalén, vivirás en ella y no saldrás de allí. |
37 | El día en que salgas y atravieses el torrente del Cedrón, ten por seguro que morirás, y tú serás responsable de tu propia muerte». |
38 | Simei respondió al rey: «¡Muy bien! Tu servidor hará como el rey mi señor lo acaba de decir». Y Simei se quedó muchos días en Jerusalén. |
39 | Sin embargo, después de tres años, dos de los siervos de Simei huyeron a donde el rey de Gat, Aquis, hijo de Maacay. Le avisaron a Simei: «Tus siervos están en Gat». |
40 | Simei se arregló, ensilló su burro y se dirigió a Gat, donde Aquis, para recuperar a sus siervos. Luego Simei trajo de vuelta de Gat a sus siervos. |
41 | Le comunicaron a Salomón que Simeí había ido de Jerusalén a Gat y que había vuelto. |
42 | El rey entonces mandó llamar a Simei: «En nombre de Yavé te lo había dicho y te lo había advertido solemnemente: El día en que salgas y vayas para acá o para allá, morirás. Tú entonces respondiste: Muy bien. |
43 | ¿Por qué entonces no respetaste tu juramento hecho en nombre de Yavé ni la orden que te había dado?» |
44 | El rey dijo además a Simei: «Tú sabes el mal que hiciste a mi padre David y todas las desgracias que pediste para él. Ahora, Yavé hace recaer sobre tu cabeza la desgracia, |
45 | y al contrario, el rey Salomón será bendito y el trono de David se mantendrá para siempre delante de Yavé». |
46 | El rey dio una orden a Benaías, hijo de Yoyada, quien salió e hirió a Simei, que murió. De ese modo se afirmó el poder real en las manos de Salomón. |