01 | Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí para predicar y enseñar en las ciudades judías. |
02 | Juan, que estaba en la cárcel, oyó hablar de las obras de Cristo, por lo que envió a sus discípulos |
03 | a preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?» |
04 | Jesús les contestó: «Vayan y cuéntenle a Juan lo que ustedes están viendo y oyendo: |
05 | los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y una Buena Nueva llega a los pobres. |
06 | ¡Y dichoso aquél para quien yo no sea motivo de escándalo!» |
07 | Una vez que se fueron los mensajeros, Jesús comenzó a hablar de Juan a la gente: «Cuando ustedes fueron al desierto, ¿qué iban a ver? ¿Una caña agitada por el viento? |
08 | ¿Qué iban ustedes a ver? ¿Un hombre con ropas finas? Los que visten ropas finas viven en palacios. |
09 | Entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un profeta? Eso sí y, créanme, más que un profeta. |
10 | A éste se refiere el texto de la Escritura: Yo voy a enviar mi mensajero delante de ti, para que te preceda abriéndote el camino. |
11 | Yo se lo digo: de entre los hijos de mujer no se ha manifestado uno más grande que Juan Bautista, y sin embargo el más pequeño en el Reino de los Cielos es más que él. |
12 | Desde los días de Juan Bautista hasta ahora el Reino de Dios es cosa que se conquista, y los más decididos son los que se adueñan de él. |
13 | Hasta Juan, todos los profetas y la Ley misma se quedaron en la profecía. |
14 | Pero, si ustedes aceptan su mensaje, Juan es este Elías que había de venir. |
15 | El que tenga oídos para oír, que lo escuche. |
16 | ¿Con quién puedo comparar a la gente de hoy? Son como niños sentados en la plaza, que se quejan unos de otros: |
17 | Les tocamos la flauta y ustedes no han bailado; les cantamos canciones tristes y no han querido llorar. |
18 | Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dijeron: |
19 | Está endemoniado. Luego vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: Es un comilón y un borracho, amigo de cobradores de impuestos y de pecadores. Con todo, se comprobará que la Sabiduría de Dios no se equivoca en sus obras.» |
20 | Entonces Jesús comenzó a reprochar a las ciudades en que había realizado la mayor parte de sus milagros, porque no se habían arrepentido: |
21 | «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubiesen hecho los milagros que se han realizado en ustedes, seguramente se habrían arrepentido, poniéndose vestidos de penitencia y cubriéndose de ceniza. |
22 | Yo se lo digo: Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor que ustedes en el día del juicio. |
23 | Y tú, Cafarnaúm, ¿subirás hasta el cielo? No, bajarás donde los muertos. Porque si los milagros que se han realizado en ti, se hubieran hecho en Sodoma, todavía hoy existiría Sodoma. |
24 | Por eso les digo que, en el día del Juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que ustedes.» |
25 | En aquella ocasión Jesús exclamó: «Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado. |
26 | Mi Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. |
27 | Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer. |
28 | Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré. |
29 | Carguen con mi yugo y déjense enseñar por mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso. |
30 | Porque mi yugo es excelente, y mi carga es liviana.» [ST] |