Durante el viaje por el pueblo Mágico de Tlalpujahua nos encontramos con los restos de una torre y de un altar, ruinas del antiguo santuario de Nuestra señora del Carmen. Son un ejemplo claro de que ver no es suficiente. Hay que escuchar, sentir, imaginar. La siguiente es una imagen de como lucía el altar de Nuestra señora del Carmen antes de la "inundación". ¿Que sucedió? Bueno, aquí van los antecedentes de forma rápida: En Tlalpujahua Michoacán, y El oro, Estado de México, se estableció a principios del siglo pasado la empresa minera 2 estrellas. Esta mina contaba con los más modernos avances tecnológicos de la época para extraer oro y plata de la enorme veta que se había encontrado. Para poder obtener un lingote de oro, es necesario extraer toneladas de tierra. El proceso químico era muy lento. Pero en ese entonces se descubrió un nuevo procedimiento donde la tierra se métía en una especie de alberca con agua y cianuro que hacia que el oro y la plata subieran rápidamente a la superficie del agua. Con ese nuevo método se podían procesar muchó más rápido todas las toneladas de tierra que fueran extraidas de la mina. La mina producía muchísimo oro, lo que quiere decir que se extraía muchísimas toneladas de tierra de la mina, que se mezclaban con agua y cianuro. El oro se iba por el puerto de Veracruz hacia Inglaterrra... ¿Y el lodo? Ese fue "el pequeño error técnico". Esas lamas se iban acumulando en un terreno de 18 hectáreas, arriba de una barranca sobre el pueblo. ¿Imaginan que sucedió? El 27 de mayo de 1937, la presa que retenía esas lamas se rompió y una avalancha de lodo se vino abajo. Un cerro intermedio ayudó a que el lodo se fuera sobre el lado izquierdo del pueblo, sepultando la mitad. Los agarró dormidos porque sucedió a eso de las 5:30 de la madruada. Aquí se aprecia como el altar quedó sepultado, y sólo sobresale una parte de la imagen de Nuestra Señora del Carmen. Esa imagen milagrosa sería llevada a su nuevo Santuario al otro lado del pueblo. Una persona ya grande, que la hace de guía en las ruinas, nos contó que tenía catorce años cuando sucedió la tragedía. El solo ha ido sacando tierra con una pala y carretilla, durante muchos años, para mostrar en donde estaba el nivel del suelo anterior, y se puede ver los mozaicos que cubrián el piso del santuario. Esta persona nos explicaba que no crecia absolutamente nada en la zona, hasta que las autoridades recientemente pusieron una capa de tepetate encima, y la hierba nació. ¿Como iba a crecer algo, si eran tierras con cianuro?. Ahora cuando viajes a Tlalpujahua, no olvides visitar estas ruinas, imaginar lo que en ellas sucedió. El antiguo Santuario de Nuestra Señora del Carmen, un ejemplo de las consecuencias catastróficas de la ambición desmedida. Nuestros sentidos: A nuestra vista. El paisaje verde que rodea las ruinas, la comparación de las fotografías de como era antes el santuario, los pasillos cavados por el guía. A nuestro oido: El sonido del rio que esta a la entrada, el rechinar del puente de madera al cruzarlo, la explicación del guia sobre lo sucedido, el silencio que habla de lo ahí sucedido. En la piel: Un intenso calor del medio día, el subir por la escalera interna de la torre, tocar los mosaicos del piso del antiguo santuario. El cansancio al regreso por la larga caminata. No olviden ir mejor en su carro. El olor: El aroma del pulque que vendían en el camino hacia las ruinas, donde fuimos invitados a bebernos un vaso para aguantar el camino. |
Mina dos estrellas, museo tecnológico en Tlalpujahua | Descubriendo Tequila