El glaucoma es una enfermedad del ojo que le va robando la visión de manera gradual. No nos damos cuenta del problema porque generalmente no presenta síntomas así que no le damos la debida importancia hasta que perdemos la visión de repente, caso considerado grave.
El glaucoma puede afectar a las personas de todas las edades, desde los bebés hasta los adultos mayores. Sin embargo, las personas con mayor riesgo son los mayores de 60 años, personas con parientes que padecen la enfermedad, personas de ascendencia africana, los diabéticos, los que usan esteroides de manera prolongada y las personas con presión intraocular elevada (hipertensos oculares).
El glaucoma no está relacionado por leer mucho, leer con poca luz, por la dieta, usar lentes de contacto, ni por otras actividades cotidianas.
En base a una gran cantidad de investigaciones se sabe también que el glaucoma no es contagioso ni amenaza la vida y rara vez causa ceguera si se detecta a tiempo y se trata correctamente.
La parte de atrás de nuestro ojo está llena de un líquido transparente llamado fluido intraocular o humor acuoso que es fabricado por el cuerpo ciliar.
Este fluido sale del ojo por medio de la pupila, enseguida es absorbido hacia el torrente sanguíneo por medio del sistema de drenaje del ojo (formado por una malla de canales de drenaje que está alrededor del borde externo del iris).
Si el drenaje es adecuado, la presión del ojo se mantiene a un nivel normal. La producción, el flujo y el drenaje de este fluido es un proceso activo y continuo necesario para la salud del ojo.
La presión interna del ojo (presión intraocular o PIO) depende de la cantidad de fluido que se encuentre dentro del mismo. Si el sistema de drenaje del ojo funciona correctamente, el fluido saldrá libremente y no se acumula. Además, cuando la producción de humor acuoso se encuentra en las cantidades adecuadas mantiene un ojo saludable.
Cabe destacar que la presión intraocular varia a lo largo del día, pero por lo general se mantiene dentro de un rango que puede manejar el órgano.
Ahora bien, cuando una persona presenta glaucoma indica que el sistema de drenaje del ojo está tapado por lo que el fluido intraocular no puede drenar y por lo tanto se acumula causando un aumento de presión en el interior del ojo, esto provoca daño al nervio óptico que es muy sensible, llevando a la pérdida de la visión.
En nuestro ojo tenemos millones de fibras nerviosas que van desde la retina al nervio óptico, y las cuales se juntan en el disco óptico. Conforme aumenta la presión del fluido dentro del ojo, daña estas fibras nerviosas que son muy sensibles y empiezan a morir.
Enseguida el disco óptico se deforma ya que se hace hueco por lo que rechaza las fibras del nervio óptico, adquiere entonces una forma de copa o curva. Si la presión se mantiene muy alta por demasiado tiempo se puede dañar el nervio óptico, resultando en pérdida de la visión.
Por lo general la presión intraocular se empieza a acumular primero en uno solo ojo, este daño puede causar cambios graduales en la visión y, posteriormente, pérdida de la misma.
Con frecuencia, la visión periférica (lateral) se afecta primero, el cambio de la visión suele ser pequeño, por ello no nos damos cuenta, pero con el tiempo la visión central (directa) también se empezará a perder.
Existen cuatro tipos principales de glaucoma:
Glaucoma de ángulo abierto
Es el tipo más común de glaucoma, se presenta cuando el aumento de la presión es pequeño y lento.
Tiende a pasar de padres a hijos. Las personas de ascendencia africana también tienen un riesgo más alto de tener esta enfermedad.
El líquido se bloquea súbitamente y no puede salir del ojo, lo que provoca una elevación rápida e intensa en la presión dentro del ojo.
Es importante saber que las gotas para dilatar los ojos pueden desencadenar un ataque agudo de glaucoma.
Tanto este como el de ángulo cerrado son causados por fármacos como los corticosteroides, enfermedades oculares como la uveítis (una infección de la capa media del ojo), diabetes o una lesión ocular.
Glaucoma de ángulo cerrado
Se le llama también glaucoma de cierre angular; es una situación de emergencia por el daño que puede provocar al nervio óptico.
Si se tiene glaucoma agudo en un ojo, se corre el riesgo de tenerlo en el segundo ojo, por lo que el médico oftalmólogo tratará el segundo ojo para prevenir un primer ataque en este.
Glaucoma congénito
Con frecuencia es hereditario. Está presente al nacer, cuando el ojo no se desarrolla normalmente.
Glaucoma secundario
Es originado por otras enfermedades como:
Glaucoma secundario provocado por un traumatismo
Puede producirse una hemorragia que desencadena una hipertensión ocular por bloqueo en la reabsorción del humor acuoso en la red trabecular.
Otros tipos de glaucoma
FUENTES: