Desde hace ya varios años, la ansiedad se ha posicionado entre los principales y más recurrentes temas acerca de salud mental, incluso al punto en el que un gran número de personas se auto diagnostican con tal trastorno sin saber a fondo si realmente lo padecen, cuál de todos los tipos tienen, qué lo causa, cuáles son sus síntomas y cómo se vive con él.
Esto sucede por falta de información experta, o datos erróneos o difusos al respecto, que terminan por convertirse en mitos, no solo de la ansiedad como tal sino sobre tratamientos equivocados, mal enfocados o cero profesionales que lejos de ayudar a quien la padece, lo perjudican.
Desmintamos esos mitos y conozcamos un poco más de uno de los trastornos del siglo XXI:
Realidad
La ansiedad por sí misma es una emoción común frente a situaciones estresantes y de incertidumbre. Es decir, que podemos experimentarla de modo ocasional como parte normal de la vida.
A esta se le conoce como ansiedad normal o adaptativa, la cual aparece como respuesta a momentos y circunstancias amenazantes y junto con el miedo, la ira, la tristeza y demás emociones naturales, tiene como función la supervivencia humana.
Por el contrario, la ansiedad se vuelve trastorno o patología cuando se vive como una sensación difusa y exagerada tanto en intensidad como en duración de miedo y/o angustia; y quien lo sufre no puede identificar claramente el peligro o la causa de este sentimiento.
Mito
No es lo mismo sentir ansiedad o nervios antes de enfrentarse a una entrevista de trabajo, a experimentar un ataque de pánico. La diferencia es abismal.
Un trastorno de ansiedad se presenta de forma espontánea, sin ningún estímulo, es decir, a través del pensamiento o la imaginación.
Como consecuencia, la persona que la sufre altera su forma de vida, sus hábitos y sus relaciones interpersonales.
Realidad
Si sientes que la ansiedad se ha vuelto más frecuente en tu vida, al grado de dejar de ser una persona funcional, es necesario consultar a un especialista en salud mental, ya se sea un psicólogo o psiquiatra.
Estos no solo diagnosticarán el trastorno, sino que brindarán asesoramiento (psicoterapia), y en caso de necesitarlo, el tratamiento médico adecuado para aliviar los síntomas.
Realidad
Un evento importante o una acumulación de situaciones estresantes pueden provocar ansiedad excesiva, por ejemplo, la muerte de algún familiar, estrés en el trabajo o preocupaciones continuas por la situación financiera.
Otros factores más que puede incrementar el riesgo de padecer un trastorno de ansiedad son:
Realidad
El trastorno obsesivo-compulsivo, también denominado TOC, es una variante de la ansiedad, en el que la persona afectada padece pensamientos repetitivos y/o conductas obsesivas recurrentes.
Entre los distintos tipos de trastornos de ansiedad encontramos, además:
Mito
La ansiedad patológica es uno de los trastornos psicológicos más comunes en la población en general. Más de 264 millones la padecen a nivel mundial, afectando desde niños hasta a los adultos mayores.
En los niños los trastornos más comunes son el Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastorno de Ansiedad por Separación, Fobia Social y Mutismo Selectivo.
En cuanto a los jóvenes, 1 de cada 3 adolescentes entre 13 y 18 años puede tener un trastorno de ansiedad y curiosamente, las redes sociales son uno de los factores que contribuyen a la ansiedad.
Asimismo, en los adultos mayores, la ansiedad puede presentarse debido a los cambios vitales propios de la vejez, como la jubilación, el deterioro físico, enfermedades; y también por la proximidad a la muerte.
Mito
“El café no es el diablo”, dice Marianne Gillow, MD, psicofarmacóloga de la ciudad de Nueva York.
Para muchas personas, la cafeína puede aliviar algo de ansiedad. La teoría es que eleva la dopamina, un neurotransmisor que promueve una sensación de bienestar. Sin embargo, debe estar bien administrado o de lo contrario, sí puede aumentar la ansiedad.
También se puede optar por el descafeinado.
Mito
En redes sociales podemos encontrar mil y un formas de “curar la ansiedad”: desde haciendo acupuntura, hasta bañarse con aceites esenciales de lavanda.
Si bien, estos métodos pueden ayudar a tener un estado emocional equilibrado, o ser un recurso en un ataque de pánico, (tal es el caso de la respiración diafragmática), no curan el trastorno en sí.
Como se mencionó con anterioridad, la mejor forma de tratar la ansiedad es acudiendo con un profesional de salud mental. De hecho, muchas de las personas que toman la Terapia Cognitivo Conductual pueden llegar a disminuir su ansiedad a niveles similares a los que experimenta la gente normalmente.
FUENTES: