La donación de órganos es un tópico cuestionable para muchos, pues, aunque se nos ha reiterado su beneficio social, aún no se establece en su totalidad una cultura de donación a nivel nacional.
Diferentes mitos basados en la cultura, tradiciones y falta de información han distorsionado el objetivo de este procedimiento y desanimado a los posibles donadores a llevarlo a cabo en sus distintas modalidades.
¿Qué ideas tanto erróneas como reales rodean este tema? Aclaremos las más comunes y si nunca te habías planteado la idea de serlo, esta información puede serte de gran ayuda.
La donación en el mundo
De acuerdo con un estudio realizado por la empresa Ipsos Mori, son los habitantes de países latinos quienes están más dispuestos a donar sus órganos tras su muerte, en comparación con naciones asiáticas. Sin embargo, México conforma uno de los países en los que la cultura de donación es muy baja. Además de que se prefiere donar órganos en vida y no al fallecer.
Según datos oficiales, en nuestro país hay más de 20 mil personas que necesitan un trasplante, pero sólo se practican alrededor de 1,500 de donadores fallecidos, o sea únicamente el 8% de los casos. La mayoría de los que reciben el órgano que necesitan es porque un amigo o familiar se los dona en vida.
Por otra parte, cada día muere una persona en México en espera de un órgano (Centro Nacional de Trasplantes).
¿A qué se debe esta relación? Los factores que más influyen en tomar o no esta decisión es la educación, el nivel de ingreso, el conocimiento sobre el concepto de muerte cerebral, el cómo se aborda el tema con la familia.
Salvando vidas
Un trasplante consiste en reemplazar un órgano (o tejido) deteriorado por otro que funciona correctamente. Es un tratamiento que busca mejorar la calidad de vida de las personas, muchas de ellas con padecimientos crónicos degenerativos y en que en ocasiones el trasplante representa la única esperanza de vida del receptor.
Hay que resaltar que un solo donante de órganos, a través de su trasplante, es capaz de salvar la vida de hasta 8 personas; mientras que un donador de tejidos puede ayudar hasta 100 personas.
Existen dos tipos de donaciones según la procedencia del órgano o tejido: en vida, y después de la muerte.
Comúnmente, los trasplantes se hacen de donadores fallecidos que en vida manifestaron su deseo de serlo; y por supuesto, los órganos y tejidos deben ser compatibles con el donante en espera.
Por otra parte, existe también la donación de cuerpo a la ciencia con el fin de estudiarlo. A partir de ello se pueden desarrollar nuevos tratamientos médicos, técnicas quirúrgicas, dispositivos biomédicos, etc.
Mitos y dudas acerca de la donación de órganos
Son variadas las ideas, dudas y preocupaciones que circulan en relación a la donación de órganos. Algunas acertadas y otras más muy alejadas de la realidad. Éstas últimas se convierten en mitos populares que descalifican la donación y decrecen el número de personas dispuestas a que sus órganos sea usados en otra persona.
Éstos son los más recurrentes:
1. Al ser donador de órganos, los doctores no se esforzarán para salvar mi vida
La prioridad de todo doctor y personal del hospital es preservar la vida de sus pacientes. Por tanto, sólo pensará en usar tus órganos cuando hayas fallecido, se detecte muerte cerebral o no haya ninguna esperanza de vida.
2.Mi religión está en contra de la donación de órganos
La donación de órganos es un acto de bondad, de ayuda desinteresada y de amor por el prójimo. Por tanto, la mayoría de las principales religiones acepta este procedimiento. Si no estás seguro acerca de las creencias de tu religión con respecto al tema, pregúntale a un miembro de tu clero.
3. Al ser donador de órganos no se puede tener un funeral
Existe la teoría de que el cuerpo queda desfigurado al sacar ciertos órganos y por tanto la posibilidad de tener un funeral con ataúd queda descartada. Sin embargo, la donación de órganos y tejidos no interfiere en lo absoluto. El cuerpo del donante se viste para el entierro y se maneja con cuidado y respeto, sin signos visibles de la donación.
4. Si soy menor de edad no puedo donar
Los menores de edad sólo pueden donar en vida médula ósea, siempre y cuando sus papás lo acepten. Y si él o ella fallece, de nuevo son sus padres o sus tutores legales quienes decidirán si sus órganos son donados. Sin embargo, los niños suelen quedarse esperando porque necesitan órganos de su tamaño y no hay muchos papás dispuestos a que sus hijos sean donadores.
5. Si no soy muy saludable no puedo donar
Aún si tu salud no es la mejor, lo que determina si tus órganos son viables para ser donados es la manera en la que mueres y eso lo establece el personal médico. Son muy pocos los padecimientos que te descalifican para donar órganos o tejidos, así que no te autodescartes.
6. Soy demasiado viejo (a) para donar
Tener una edad avanzada no es impedimento para donar. De nuevo: son los criterios médicos los que determinan si los órganos son adecuados para el trasplante. Hay personas que en sus 50, 60, 70 han sido donantes al igual que quién recibe los órganos.
7. Mi salud estará en riesgo a partir de la donación
La mayoría de los estudios afirman que los donares continúan su vida como antes.
8. Las personas ricas e influyentes son los primeros en recibir órganos
Los únicos factores que importan en el proceso de la donación son el tipo sanguíneo, el tamaño del órgano, la urgencia médica, la ubicación geográfica, etc. La situación socioeconómica no es relevante a la hora de la asignación de órganos.
9. Si dono, mi familia recibirá dinero
Al donar no se otorga ninguna recompensa monetaria ni tampoco se cobra a la familia del donante por la extirpación de órganos. Estos costos están a cargo del receptor del trasplante.
Quiero ser donador de órganos
Si tú decisión es ser donador, ¡felicidades! Es un gran regalo que le puedes hacer a alguien.
A partir de los 18, lo primero que tienes que hacer es registrarte en el Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA), institución encargada de promover y regular los trasplantes. Ahí también se te imprimirá tu credencial que te acredita como donador.
Asimismo, es importante que hables con tu familia para que ellos estén al tanto de tu deseo y en el momento de tu muerte no se dejen llevar por las ideas anteriores.
Y, por el contrario, si te arrepientes de esta decisión, no te sientas culpable, pues se trata de estar 100% convencido (a). Eso sí, infórmalo de inmediato a tu familia, pareja o quienes serán tus portavoces.
Fuentes:
Lic. en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de la Salle, Bajio.
