Una persona con ecoansiedad o ansiedad ecológica pasa sus días entre reciclaje, minimalismo y sustentabilidad; y también entre culpa, frustración y agobio ante la aterradora realidad del cambio climático, que no para de agravarse y amenazar la vida en el planeta.
Si es tu caso, quizá hasta el momento no sepas cómo manejar esta angustia que te supera o de plano solo quieras abandonar este estilo de vida ecofriendly que crees no aporta nada en lo absoluto.
¡Calma! En este artículo te hablaremos a profundidad sobre la ecoansiedad, si es un trastorno o no, y cómo puedes mantener esos sentimientos angustiantes a raya, mientras sigues cuidando del planeta. Checa.
El deterioro ambiental es un hecho inminente que nos sobrepasa. Glaciares derretidos, selvas que se están secando, aumento del nivel del mar, escasez de alimentos.
De hecho, se sabe que el año 2030 es la fecha límite para realizar acciones concretas y así poder frenar este daño y el colapso de la sociedad.
En pocas palabras, la amenaza es real, por lejano que parezca el resultado.
Por tanto, la ansiedad que genera esta situación también lo es y funciona según lo previsto, ya que, en sí, es una respuesta emocional ante escenarios peligrosos, sean reales o no.
En este caso no hay duda de que sea cierto, surgiendo así la llamada ‘ecoansiedad’.
La ecoansiedad es un fenómeno que está aumentando en todo el mundo. De hecho, un 45% de la población mundial afirma que la preocupación por el cambio climático afecta negativamente su vida y tres cuartas partes dicen que “el futuro es aterrador”.
Y aunque no es catalogada como un trastorno, sí está definida por la Asociación Americana de Psicología como “el miedo crónico ante la catástrofe medioambiental”.
Esta engloba emociones de culpa, ira, tristeza, desesperanza, frustración y angustia por la situación del mundo, que sí pueden derivar en trastornos psicológicos.
También se le conoce como “eco-trauma”, “eco-angustia” y “duelo ecológico”, pues se generan sentimientos parecidos al luto (sensaciones de pérdida) ante situaciones de especies extintas, incendios, pérdida de ecosistemas, etc.
Cualquier persona puede experimentar ecoansiedad, sin embargo, quienes son más susceptibles a desarrollarla son los millennials y los centennials, generaciones que están más informadas sobre el cambio climático, son más conscientes y a quienes seguramente les tocará sufrir las consecuencias de ello en un futuro no tan alejado.
Es así que muchas de sus decisiones importantes son basadas en este miedo, como viajar, mudarse de ciudad, casarse o tener hijos.
Por otra parte, también están aquellas personas que han desarrollado un trauma por vivir en carne propia los estragos de la situación ambiental, como huracanes o incendios, que los han expulsado de su hogar o lo destruyeron por completo. O en los que incluso perdieron a algún ser querido en ese mismo desastre.
Y, por último, aquellas cuyo lugar en el que viven se ve amenazado por los fenómenos meteorológicos extremos, como las zonas costeras; cuyo pronóstico es que desaparecerán en algunos años.
Aunque no es una condición de salud diagnosticable, hay algunas conductas que pueden indicarte que la ecoansiedad está haciendo presencia en tu vida, por ejemplo:
En casos más extremos, la ecoansiedad puede interferir con tu capacidad de pensar racionalmente y causarte problemas secundarios, como insomnio, cambios en tu apetito, dificultad para concentrarte y hasta depresión.
Ya en cuestiones sociales, la ecoansiedad también es capaz de impactar de forma negativa tu relación con amigos, familiares y con tu pareja, especialmente si no comparten tu misma ideología y puntos de vista sobre el cambio climático.
Si hasta este punto ya caíste en cuenta de que la ansiedad ecológica está afectando tu salud mental, tu rutina y convivencia diaria, es momento de hacer algunos cambios que te beneficien.
Nancy Loaiza, influencer colombiana y apasionada por el ambientalismo y la sostenibilidad comparte algunas recomendaciones para lograr una armonía entre tu bienestar y el cuidado del medio ambiente. Te las recopilamos:
Acepta que no depende de ti
Es una realidad que ninguna persona puede resolver el cambio climático por sí sola, pues se trata de un problema a gran escala que requiere un compromiso global, para así lograr cambios tangibles.
Por tanto, es momento de liberarte y dejar de cargar con toda esa responsabilidad que has puesto en tus hombros.
Claro que tus hábitos verdes son valiosos y puedes seguir practicándolos, pero debes ser consciente y aceptar que no puedes cambiar el mundo sol@.
Reduce tu consumo de información
Toma la distancia necesaria del tema o de la información sobre el cambio climático: noticias, estadísticas, documentales, estudios. Estar al pendiente de todo lo que circula sobre ello, más que ayudarte, puede alimentar tu agobio.
Por otro lado, los medios de comunicación son un factor importante que influye en la ecoansiedad. Porque, aunque hagan su labor de forma efectiva, también pueden ser amarillistas, tendenciosos y compartir fake news.
Busca equilibrio, más no perfección
Quizá te has hecho a la idea que para cuidar el planeta debes de actuar de manera perfecta, lo cual es imposible.
Lo que sí puedes hacer es adoptar buenos hábitos y hacer cambios en tu vida que sean compatibles con tu estilo de vida, que sean viables en tu entorno y que te generen paz interior, en lugar de lo contrario.
Por ejemplo, si quieres dejar de comer carne, no necesariamente debes hacerte vegan@. Puedes optar por comerla solo 3 veces a la semana. Tú decides.
Acércate a personas que compartan tus intereses
Otro factor importante de la ecoansiedad es creer que el cambio climático solo te importa a ti y a nadie más.
Por ello, resulta muy importante buscar a personas que sientan y se interesen en lo mismo que tú. Esto te dará esperanza, aumentará el sentido de conexión y aliviará la sensación de estar luchando sol@.
Incluso, si está dentro de tus deseos y posibilidades, puedes unirte a estas personas y hacer activismo ambiental.
Ve a terapia
Si sientes que la ecoansiedad ya se te salió de las manos: te está paralizando o limitando, te está generando grandes sentimientos de desesperanza ante el futuro; o ya presentas algunos síntomas de depresión, no dudes en buscar ayuda profesional.
Tu salud mental siempre debe ser prioridad.
FUENTES:
Lic. en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de la Salle, Bajio.
