Se dice que el mayor emprendimiento que puede hacer una persona es el de ser padre. Y es que no se compara con poner un negocio o estudiar una carrera. Convertirse en padres es para toda la vida porque nunca dejaremos de serlo.
Hoy nos vamos a concentrar en el papel de ser mamá. Ya desde el embarazo hay toda una revolución en nuestro exterior e interior y conforme van creciendo los hijos, nos vamos transformando y adaptado a las nuevas circunstancias; de tal manera que aun cuando ellos ya tienen su vida propia seguimos siendo alguien muy importante y en quien confiar.
Más todavía en aquellas culturas donde somos nosotras las que nos encargamos de la crianza de los hijos. Solteras o casadas, viudas o divorciadas somos quienes llevamos la parte más pesada porque estamos formando seres humanos quienes serán parte de una sociedad.
Entonces entre más sanos se estén criando esos niños, en un futuro tendremos mejores y más sanos estudiantes, empleados, empresarios, padres de familia, ciudadanos, en fin; valiosos seres humanos.
Para lograr ese objetivo, en teoría tendríamos que estar preparadas, en buen estado de salud física, mental y emocional pero alguna vez nos hemos preguntado si ¿nosotras estamos bien integralmente para cumplir con ese papel tan importante? Sinceramente creo que la mayoría de los casos no.
Por muchísimo tiempo los demás han creído que tenemos ese don natural para cuidar y formar a nuestros hijos, pero no se han puesto a pensar si realmente estamos listas para hacerlo.
Por eso hoy queremos hacer énfasis en concientizarnos sobre el gran trabajo que hacemos a diario y la importancia de poner más cuidado en nuestro bienestar general y más específicamente en nuestra salud mental.
Principalmente, porque de ella depende nuestro bienestar emocional. La forma en que pensamos y cómo nos sentimos afecta e influye en todo a nuestro alrededor; incluyendo las relaciones con otras personas, con la familia, y la forma en que reaccionamos a los problemas y el estrés de cada día.
Como mamás, al cuidar nuestra salud mental no sólo nos aseguramos de atender posibles enfermedades mentales como la ansiedad o la depresión, sino también, aprendemos a gestionar mejor nuestras emociones, llegamos a conocernos a profundidad, y en general, mejoramos nuestra calidad de vida.
Además, demostrando el autocuidado se enseña a los hijos la importancia de preocuparse por el bienestar propio y el de los demás.
Como mamá no es fácil encontrar un espacio entre toda la lista interminable de pendientes y tareas de cada día, pero tenemos que considerar la salud mental como prioridad, por ello:
Dedica tiempo para ti a solas
Son tantas tareas las que tenemos que hacer diariamente que no nos queda tiempo para nosotras; pero tenemos que hacerlo y no esperar a que haya una oportunidad. Si es necesario, debemos agendarlo, así como agendamos una cita médica o una reunión.
Si no dedicamos un espacio para nosotras, no tendremos ese tiempo para sentarnos a analizar y comprender nuestros pensamientos y sentimientos.
Sé que para algunas madres el desear tiempo a solas es algo que les hace sentir culpables, pero no debe ser así, pues es muy importante y necesario para cada ser humano (con o sin hijos).
Llenando el alma
Como madres, nuestra prioridad son nuestros hijos y realmente no tenemos mucho tiempo para otras cosas. Pero antes de convertirnos en mamás teníamos pasiones y pasatiempos, que con el tiempo quizás fuimos abandonando, pero que en algún momento nos hicieron muy felices y eran parte de nosotras, de nuestra esencia y personalidad.
Y aunque desde luego tener hijos nos llena de orgullo y momentos de felicidad cada día, también es importante hacer otras cosas por y para nosotras.
Ya sea leer un libro, escuchar un playlist con nuestra música favorita o retomar algún pasatiempo, hacer cosas que nos apasionen, nos hará sentirnos bien con nosotras mismas.
Pide ayuda
Pedir ayuda para la crianza de los hijos y los cuidados del hogar no es de débiles, al contrario, nos hace fuertes y valientes. No dudes pedir ayuda de tus seres queridos, amigas/os, familiares.
Considera ir a terapia
Muchas personas se asustan cuando escuchan la palabra "psicólogo" o automáticamente lo relacionan con "estar loco". Sin embargo, la terapia no podría estar más alejada de ese estereotipo.
No tiene nada de malo ni vergonzoso reconocer que necesitamos ayuda profesional. De hecho, es algo que requiere mucha valentía.
La terapia es la mejor forma de atender nuestra salud mental, y particularmente en el caso de ser madres. Solo debemos tener presente que la terapia no funciona como por arte de magia ni de la noche a la mañana, sino que es un proceso en el que poco a poco iremos mejorando.
Sal con tus amigas
La maternidad puede ser muy solitaria y sin que nos demos cuenta, nos puede ir aislando poco a poco de los demás.
Y aunque lo normal es que ahora estemos más enfocadas a nuestra familia; la convivencia con otras personas, especialmente con nuestros amigos, es algo necesario, pues somos seres sociables por naturaleza y esto nos ayuda a salir un poco de la rutina.
Pero además de ayudarnos a cambiar de aires y volver a recargar nuestro lado social, ver a nuestras amigas tiene un impacto positivo en nuestros hijos, pues un estudio encontró que ver a tus amigas cuando eres madre ayuda a mejorar el desarrollo cognitivo de tus hijos.
Ejercítate
Está comprobado que el ejercicio no sólo nos ayuda físicamente, sino que también mejora nuestra salud mental al tener un efecto antidepresivo.
Y es que cuando nos ejercitamos, también nos desconectamos de los problemas diarios, ayudándonos a pensar con mayor claridad y liberando estrés.
Como madres no siempre es fácil encontrar el tiempo para hacer una rutina completa o ir al gimnasio, pero a veces algo tan sencillo como bailar, ir a caminar o correr al parque más cercano o practicar un poco de yoga en casa, nos puede ayudar muchísimo.
Medita
Con unos minutos al día serán suficientes para tener un mente y espíritu tranquilo y relajado que se verá reflejado en tu actitud y comportamiento hacia los demás, en especial con el trato y cuidado de nuestros hijos.
Ten y rodéate de afirmaciones positivas
Aunque ser madre es algo maravilloso, no estamos exentas de tener días malos o en los que no nos sintamos con buenos ánimos.
Pero en lugar de dejar que este sentimiento se acreciente, busquemos la manera de contrarrestarlo rodeándonos de cosas positivas.
A veces algo tan sencillo como leer una frase que te motive y te haga sonreír o un mantra que te ayude a recordar que solo es un mal día.
Viaja
Tomando un pequeño viaje sola o con amigos una vez al año, ayuda mucho a mejorar nuestra salud mental y emocional, y como consecuencia, tener un mejor desempeño como mamá.
FUENTES: