Después de una junta de guerra realizada el 11 de septiembre, Scott determinó llevar a cabo el asalto a la capital por Chapultepec, en cuyo cerro se encontraba el Colegio Militar; a partir de ese momento, comenzó un intenso bombardeo de artillería, ocasionando graves estragos al edificio y a la infantería que lo defendía, que poco pudo hacer ante el alcance de los cañones. El 13 de septiembre, muy temprano, los atacantes, con sus baterías, empezaron de nueva cuenta a hostigar el objetivo. A las nueve de la mañana, el enemigo lanzó sobre el bosque tres columnas de asalto: una por la parte occidental y las otras por la derecha e izquierda, llevando a su frente secciones de zapadores con palas, barretas, hachas y escalas. La defensa de Chapultepec estuvo bajo la responsabilidad del general Nicolás Bravo, quien disponía de 200 cadetes del Colegio Militar y 632 soldados del Batallón de San Blas, al mando del teniente coronel Felipe Santiago Xicoténcatl, que trató de contener a los invasores en el bosque; además, Antonio López de Santa Anna llevó al pie del cerro a 450 hombres, entre las calzadas de La Verónica y Chapultepec. Aniquilado el batallón de San Blas, los norteamericanos embistieron por el poniente y el sur del Colegio Militar, donde fueron detenidos durante algunas horas por los cadetes; pero más tarde las divisiones de Quitman y Pillow lograron escalar el cerro a costa de muchas bajas mortales. En el interior del inmueble la lucha fue cuerpo a cuerpo; finalmente, la heroica resistencia de sus defensores cedió ante la superioridad numérica y material de los norteamericanos quienes tomaron el edificio e hicieron prisioneros al general Nicolás Bravo, Mariano Monterde -director del Colegio- y varios alumnos sobrevivientes. Los niños héroes de Chapultepec..
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