Carlos Maria de Bustamante

(1774-1848)

Nació el 4 de noviembre de 1774 en Antequera, antiguo nombre de la ciudad de Oaxaca. Su padre, José Antonio Sánchez de Bustamante, español, fue casado cuatro veces siendo Carlos María el primogénito de su segundo matrimonio.

A los doce años estudio gramática latina para luego cursar filosofía en el seminario de Oaxaca y se gradúa posteriormente en México, como bachiller en Artes, luego volvió a Oaxaca para estudiar teología.
En 1796 cursa en la ciudad de México la carrera de Jurisprudencia, estudios que alternaba con el aprendizaje del francés, que por aquellos tiempos era poco común. Pasó a Guanajuato y después se tituló como abogado en Guadalajara en 1801. Cuando le mandaron extender una sentencia de muerte, renunció el mismo día y se volvió a la capital del país.

En 1805, con Jacobo de Villaurrutia, fundó el Diario de México.

La decisión de España de combatir a los franceses, repercutiría como una causa externa de la Independencia de México. Dichos acontecimientos impresionaron al Lic. Bustamente de tal manera, que consideró injusta la prisión que sufría el Lic. Francisco Primo de Verdad, su amigo y protector, y se predispuso a favor de quienes iniciaban la lucha por la emancipación política de México.

En 1812, promulgada la Constitución de Cádiz, fue Bustamante uno de los primeros en hacer uso de la libertad de imprenta, publicando "El Juguetillo" que el virrey suspendió, y temiendo por su seguridad personal, Bustamante marchó para Zacatlán, lugar ocupado por Osorio, jefe insurgente. Pasó después a Oaxaca y fue nombrado, por órdenes de Morelos, brigadier e inspector general de caballería, y reorganiza el cuerpo de esa arman, llamado de Valles.
Por orden de José María Morelos y Pavón, participa en la redacción del periódico "Correo del Sur", publicación favorable a la causa independentista mexicana.

Fue diputado al Congreso de Chilpancingo por la provincia de México. Allí escribió el discurso inaugural de Morelos, leído el 14 de septiembre de 1813. También colaboró en la redacción de la primera Acta de Independencia de México.
Al cambiarse el Congreso de Chilpancingo a Oaxaca, se adelantó Bustamante para preparar su establecimiento, pero las circunstancias que concurrieron a su llegada hicieron que se trasladara a Tehuacán, donde la actitud hostil de Juan Nepumuceno Rosains le obligó a salir para Zacatlán, ocupado por Osorno, que fue sorprendido por los realistas. Bustamante apenas logró escapar.

Ignacio López Rayón ordenó a Carlos Maria de Bustamante, partir hacia los Estados Unidos en busca de apoyo, debiendo embarcar en la barra de Nautla.
En el curso de su viaje fue atacado por el guerrillero Anzures, quien le mató a uno de sus criados y lo despojó de cuanto levaba, dejándole pasar sin embargo para volverle a sorprender la misma noche y llevarle preso a Huatusco.

Logró llegar a Tehuacán, y allí lo aprehendieron al día siguiente. Pudo escaparse y se refugió en el rancho de Acatlán. La deposición y prisión de Rosains por el general Terán permitió a Bustamante regresar a Tehuacán, para enterarse, a su llegada, de la derrota y prisión de Morelos y de la sumisión de los territorios cercanos a los españoles.

Intentó por segunda vez embarcarse en Nautla, pero ya había caído en poder de los realistas. No le quedó otro recurso que solicitar el indulto. Conducido a Veracruz, proyectó su fuga ayudado por amigos españoles que lograron embarcarlo en un bergatín de la marina de guerra inglesa, de donde le sacó preso el capitán del puerto, Ramón Gil.

Antes tuvo tiempo de entregar a unos marineros ingleses cinco cuadernos en que tenía escrita la historia de la revolución, y que recomendó fueran puestos en manos del almirante de Jamaica, para que Europa conociera los sucesos de México.
Trasladado al castillo de San Juan de Ulúa, permaneció preso trece meses en precarias condiciones.
El 2 de febrero de 1819, le sacaron del castillo y le dieron por cárcel la ciudad de Veracruz, donde permaneció hasta que las Cortes le concedieron la amnistía.

Bustamante retomó la actividad política. Proclamada en Iguala la Independencia, a lo que contribuyó aconsejado por carta a Vicente Guerrero hiciese un acuerdo con Iturbide, se unió en Jalapá a las tropas de Santa Anna.

El 24 de febrero de 1822 forma parte del Congreso, cuya presidencia ocupó por aclamación, mientras se hacía la elección de titular.
Criticó a Agustín de Iturbide en su semanario La Avispa de Chilpancingo, y sostenidas en el mismo Congreso, le valieron ser aprisionado en el convento de San Francisco junto con los demás diputados, a quienes se acusaba de participar en una supuesta cospiración contra Iturbide. Recobró la libertad en marzo de 1823, con motivo de la reinstalación del Congreso, y a la caída del imperio fue electo de nuevo para el Congreso que formó la Constitución Federal.

En 1827 se le nombró Auditor de Guerra cesante, para que percibiese la pensión correspondiente. Desde ese año hasta 1833, sufrió diversas persecuciones. El 21 de noviembre de 1837 integró el Supremo Poder Conservador como uno de sus cinco miembros. Ocupó este lugar hasta 1841. Rechazó el cargo de consejero de estado que le ofreció Santa Anna en 1843.

Además de la práctica política, Bustamante dedicó también gran parte de su tiempo en escribir, obras suyas son Apuntes para la historia del gobierno del general Antonio López de Santa Anna, Cuadro histórico de la revolución de la América Mejicana (1823), y una autobiografía intitulada Hay tiempos de hablar y tiempos de callar entre otras.

Carlos María de Bustamante fue un cronista, historiador, periodista y político mexicano.

Afectado por la Intervención Norteaméricana de 1847, enfermo del alma y de cuerpo, mueré el 21 de septiembre de 1848 a los 74 años de edad, sus restos quedan sepultados en el panteón de San Diego de la capital.