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Francisco Villa

1877-1923

Nació el 5 de junio de 1877 en el rancho de Río Grande, partido de San Juan del Río, Durango, como miembro de una familia muy humilde. Su padre murió, siendo él niño y tuvo que trabajar en las labores del campo, para sostener a su madre y hermanos, en la hacienda de Cogojito. Allí, uno de los dueños de la hacienda atentó contra su hermana mayor, que era niña, y Villa lo hirió de tres balazos, huyendo al monte para evitar su castigo. Fue perseguido y encarcelado, pero logró huir de la prisión y se hizo bandolero, cambiando su primitivo nombre por el de Francisco Villa, que adoptó de un abuelo paterno.

Su padre se apellidaba Germán; pero su padrastro, que lo crió y lo adoptó, le puso el nombre de Doroteo Arango, dándole su apellido. Agustín Arango, padrastro del niño Doroteo, era a su vez hijo natural de don Agustín Villa, abuelo paterno del muchacho, siendo de él de quien adoptó su apellido, llamándose Francisco. Francisco Villa se hizo abigeo o "roba vacas", y su valor y audacia tuvieron siempre en jaque a las fuerzas destacadas en su persecución. Por lo que el gobernador de Chihuahua, don Abrahán González, lo consideró elemento valioso para la revolución que preparaba Madero, contra el gobierno de Porfirio Díaz.

Don Abrahán González llamó a Villa y lo comprometió a luchar por la Revolución, para lo cual le proporcionó armas y dinero; Villa consiguió hombres y caballos, y como lo ordenaba el Plan de San Luis, el 20 de noviembre se unió a la Revolución. Operó en el sur de Chihuahua y el norte de Durango, asaltando especialmente a los trenes federales, que llevaban tropas al Norte, para combatir a los revolucionarios. Al asumir Madero el gobierno de la República, Villa depuso las armas, como casi todos los revolucionarios de entonces; pero volvió a tomarlas en 1913, después de la muerte de Madero, asesinado por Victoriano Huerta, quien usurpó el poder.

Villa se unió. a Carranza contra el usurpador Huerta, y en vista de que ya había alcanzado renombre por su audacia y valor, los jefes revolucionarios de Chihuahua, Coahuila y Durango lo proclamaron jefe de la División del Norte, que llegó a ser la más poderosa, entre los ejércitos revolucionarios. En las campañas carrancistas alcanzó Villa sus mejores triunfos, tomando Torreón, Ciudad Juárez y Ojinaga, y aún inició el avance victorioso hacia el sur del país. Sin embargo, Carranza postergó a Villa por la cercanía de otros jefes, especialmente los sonorenses, por lo que Villa empezó a separarse también del Jefe Máximo de la Revolución.

En 1914, Carranza citó a una convención de las fuerzas revolucionarias, para limar asperezas entre ellas, sin lograr su objetivo, pues Villa se apoderó de la convención, en Aguascalientes, y rompió relaciones con Carranza, nombrando a un nuevo presidente de la República, Villa tomó, con su aliado Emiliano Zapata, la ciudad de México, teniendo Carranza que huir hacía el puerto de Veracruz. Pero entonces el sonorense Álvaro Obregón, jefe de las fuerzas de Carranza, llamadas constitucionalistas, empezó a batir a las de Villa, llamadas convencionistas, hasta lograr aniquilarlas, en la famosa batalla de Celaya, donde perdiera un brazo. Villa buscó el reconocimiento de los Estados Unidos, para su gobierno, y como no lo consiguiera, atacó a la población fronteriza de Columbus, donde cometió depredaciones. El general norteamericano Pershing entró a territorio mexicano, persiguiéndolo, sin alcanzarlo nunca. Carranza fue muerto en 1917, al parecer por sus mismos aliados antiguos, los sonorenses, y entonces Villa depuso las armas, siendo amnistiado por el presidente Adolfo de la Huerta. Se retiró a vivir pacíficamente en una hacienda que el gobierno le dio, en Canutillo, Durango, cerca del límite del Estado de Chihuahua, a cuyo mineral de Parral hacía viajes. En uno de esos viajes, el 20 de julio de 1923, Villa fue asaltado en el automóvil en que iba con sus lugartenientes, en Parral, y muerto.

Francisco Primo de Verdad y Ramos | Francisco Xavier Mina

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