(1789-1842)
Maria de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador nació el 10 de abril de 1789 en la Ciudad de México, hija de Gaspar Martín Vicario, un español peninsular y de Doña Camila Fernández de San Salvador, una noble criolla. Quedó huerfana de ambos padres a la edad de dieciocho años, razón por la cual quedó al cuidado de su tío, Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, que además fungía como albacea. Doña Leona siempre manifestó su rechazo a los españoles a grado tal que cuando ella iba por la calle y alguno de ellos le cedía el paso, se bajaba de la banqueta y expresaba que "no quería deber favor alguno a los gachupines". Andrés Quintana Roo, quien ya pensaba unirse a los insurgentes, pidió la mano de Leona a Don Andrés, quien se la negó, argumentando que el joven era pobre. Andrés se trasladó a Tlalpujahua, donde se unió a las fuerzas de Ignacio López Rayón y, ante la forzosa separación, la joven buscó la manera de ayudar por su cuenta a la causa de la independencia. Se dedicaba a recorger noticias de los movimientos que planeaban los españoles para combatir a los insurgentes. Se comunicaba mediante informes en clave publicados en el periódico "El Ilustrador Americano".
También enviaba y recibía noticias por medio de heraldos secretos, haciendo llegar a los conjurados dentro de la capital los informes que Quintana Roo le enviaba desde los campos de batalla. Ella fue quien dio la noticia en México de que los insurgentes acuñaban moneda propia. Asimismo, contribuyó económicamente con la causa e intentó llevar a los mejores armeros al campo rebelde y trató de convencer a los mejores armeros vizcaínos de que se unieran a la guerra de Independencia, por lo que fue delatada como conspiradora, siendo aprehendida y recluida en su casa, bajo la vigilancia de su tutor. Leona Vicario, se escapó y huyó al pueblo de San Juanico, Tacuba, en donde reunió a varias mujeres, entre ellas su ama de llaves, con el propósito de unirse a la causa insurgente. En 1816, Leona Vicario contrajo matrimonio con Andrés Quintana Roo en Chilapa. La pareja acompañó a las tropas de José María Morelos, padeciendo peligros y penurias, compartiendo todas las vicsitudes de las campañas militares. Siguieron al Congreso de Chilpancingo hasta la captura de Morelos, cuando tuvieron que emprender una penosa peregrinación durante un año, a salto de mata por las abruptas serranías, buscando refugio en la sierra de Tlatlaya, en el Estado de México. Allí, el 3 de enero de 1817, en una cueva de la montaña, nació Genoveva, su primogénita, de la que fue padrino Ignacio López Rayón. Aunque Leona Vicario, su esposo Andrés Quintana Roo y su recién nacida hija Genoveva fueron capturados por las tropas realistas en 1818, fueron luego puestos en libertad, al concedérseles el indulto y destierro a España y, finalmente, confinado en la ciudad de Toluca, donde Leona y Andrés residieron hasta 1820, cuando regresaron a la Ciudad de México. Aquí, Andrés Quintana Roo se dedicó al ejercicio de su profesión de abogado y a escribir obras literarias e históricas. Una vez consumada la Independencia, Leona y Andrés se mantuvieron muy activos en la defensa de la república federal. Andrés Quintana Roo fue diputado, senador y Presidente del Tribunal Supremo de Justicia; además de ser el Secretario de Relaciones Exteriores en el mandato de Gómez Farias. Con la consumación de la Independencia, el Congreso de 1822, restituyó con la Hacienda de Ocotepec, algo de la fortuna que la heroína había destinado a la guerra de Independencia. Leona Vicario, fue la primera mujer periodista en este país, pues a través de los periódicos "El Ilustrador americano" y "El Ilustrador nacional" informó sobre el movimiento libertario. Leona Vicario murió en la Ciudad de México el 24 de agosto de 1842. Hoy se debería honrar a Leona Vicario como a una gran heroína de la Independencia de México.
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Lázaro Cárdenas del Rio. | Luis Cabrera
Nuestros Héroes - Historia de México
La historia de México a través del coleccionismo