El 23 de agosto de 1989, dos millones de ciudadanos de Estonia, Letonia y Lituania hicieron una cadena humana para unir los 671 kilómetros entre los tres países y expresar ante todo el mundo su deseo de independencia. Se conoce como Cadena Báltica (en estonio, Balti kett, en letón Baltijas celš, en lituano Baltijos kelias) al evento que tuvo lugar a las siete de la tarde hora local (16:00 GMT) el 23 de agosto de 1989, cuando más de un millón y medio de personas en los Países Bálticos se tomaron de las manos para formar una cadena humana de más de 600 kilómetros de longitud, cruzando las tres repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania) y pasando por sus tres capitales (Tallin, Riga y Vilna, respectivamente). La manifestación se organizó para llamar la atención de la opinión pública mundial sobre el destino común que habían sufrido las tres repúblicas. De hecho, se celebró coincidiendo con el 50 aniversario de la firma del acuerdo secreto conocido como Pacto Mólotov-Ribbentrop, por el que la Unión Soviética y la Alemania nazi se dividían esferas de influencia en la Europa del Este, y que llevó a la ocupación por parte de los soviéticos de los tres países. En la convocatoria se solicitaba directamente la “retirada de las fuerzas de ocupación” soviéticas. La Cadena Báltica demostró a todo el mundo la voluntad de libertad de los pueblos de Estonia, Letonia y Lituania y el carácter no violento de su aspiración a la libertad, así como su decisión de recuperar su independencia. Esto despertó una gran atención en todo el mundo y contribuyó a su causa justa y pacífica. "Una Europa común sólo se puede hacer si todas las naciones europeas tienen garantizado un derecho libre a la autodeterminación", aseguraba el manifiesto. Dos años después, la que se considera una de las principales manifestaciones pacíficas de la historia alcanzó su objetivo. Estonia, Letonia y Lituania fueron reconocidas como estados independientes. |