Una señora, con su hijito de 10 años, está comiendo en un restaurante. En un descuido, el chico se mete una moneda en la boca y se atraganta. La madre intenta hacerle escupir la moneda golpeándole la espalda, dándole palmadas en el cuello, sacudiéndolo, sin éxito. El chico ya comienza a dar muestras de asfixia y la madre, desesperada, comienza a gritar pidiendo auxilio. Un señor se levanta de una mesa cercana, y con pasmosa tranquilidad, sin decir palabra alguna, le baja los pantalones a la criatura, toma sus pequeños testículos, los aprieta con fuerza, y tira hacia abajo violentamente. Automáticamente, el niño -ante el dolor irresistible- escupe la moneda, y el señor, con la misma pasmosa tranquilidad con la que se acercó, regresa a su mesa sin decir palabra.
Al rato, la señora, ya tranquilizada, se acerca para agradecerle que haya salvado la vida a su hijo, y le pregunta:
Colaboración de Víctor Manuel Espino Ocampo de Zihuatanejo, Guerrero, México. |