Un cliente llama por teléfono a la recepción del hotel: - ¿A qué hora abren el bar? - A las siete y media. -¿Y qué hora es? - Las dos de la mañana. Y así, cada cuarto de hora, hasta que el recepcionista le pregunta muy indignado: - ¿Está usted de cachondeo? - No, es que me he quedado encerrado en el bar. |