Dos amigos hablan en una cafetería animadamente: -¿Sabes lo que te digo Paco?-, dice el primero de ellos muy pensativo-, que mi mayor desgracia sería que se muriese mi mujer. El segundo le mira con cara de incredulidad y le contesta: -Pues para mí, que la mía quedara viuda. Colaboración de Virginia Núñez. |