En un viaje, aquel señor acertó a pasar por la ciudad donde estudiaba su hijo, al que estaba ansioso de ver después de tanto tiempo, y de quien se sentía muy orgulloso. Tomó un taxi para ir a visitarlo a la casa donde vivía junto a otros compañeros. Llega a la casa y toca el timbre. Se abre una ventana del segundo piso y asoma la cabeza un muchacho: "Dígame, señor". "¿Aquí vive Leovigildo Pérez?" "Sí", responde el muchacho, "déjelo en la puerta, ahorita lo recogemos nosotros". |