Fray Inocencio antes de iniciar su clase de catecismo sobre el cielo, les preguntó a los niños, para ubicarlos en el tema:
— A ver, mis niños, ¿cuál es ese lugar maravilloso, lleno de muchas cosas bellas, y en el que seremos inmensamente felices, y al que deseamos ir algún día? Por su puesto, todos los niños gritaron a coro: — ¡DISNEYLANDIA! |