Llega un borracho hasta las chanclas a la puerta de un edificio, y oprime un botón del intercomunicador y responde una voz de mujer:
- ¿Qué se le ofrece? Presiona algunos otros botones teniendo una conversación idéntica con otras vecinas, hasta que se produce un cambio:
- Señora, ¿es usted casada? Colaboración de Rafaél Pizaña, de Brownsville, Tx, U.S.A. |