Una mujer le llama por teléfono al marido:
— José, necesito que me deposites dinero para ir al súper, comprar ropa, joyas, bolsas, etc. El esposo, muy asustado, le cuelga, y ella le habla de nuevo: — ¡Oye!, ¿por qué me colgaste? — Pues porque ante una extorsión lo que tengo que hacer es escuchar, colgar y llamar a las autoridades. |