Estábamos contemplando su inmensidad del mar, y se me ocurrió preguntarle a mi hijito:
- Diego, mira el mar es grandote, ¿no, sabes donde termina?
A lo que mi hijito con toda naturalidad respondió:
- Aquí, y señalo la orilla, a pocos metros de nuestros pies.
Colaboración de Víctor Manuel Espino Ocampo de Zihuatanejo, Guerrero, México.