Había una vez un jesuita que, al bautizar a un indígena, le dijo: "De ahora en adelante, tú no te llamarás Nigaro, sino Francisco. Y todos los viernes comerás pescado". El viernes siguiente, el sacerdote encontró al aborigen comiendo cordero asado. -¡Francisco! -le reclamó-, hoy es viernes; ¿por qué estás comiendo cordero? Padre -replicó él neofilo-, esto no ser cordero. Francisco echar agua del río y decir: "En adelante, tú llamarte pescado". |