Un joven matrimonio se va de luna de miel, pero los dos parecen un poco preocupados. El marido está pensando: "¿Y ahora qué hago? Mientras éramos novios me las apañé para que ella no descubriera lo del olor de mis pies, pero ahora que vamos a vivir juntos, tarde o temprano descubrirá que mis pies apestan mas que un cerdo muerto". Y la esposa está pensando: "¿Y ahora qué hago? Mientras éramos novios me las apañé para que él no descubriera lo del olor de mi aliento, pero ahora que vamos a vivir juntos, tarde o temprano descubrirá que mi aliento puede derretir edificios". Asi que cuando llegan al hotel para la noche de bodas, él decide sincerarse de una vez por todas: - Mira, cariño, tengo que decirte algo. - Yo tambien tengo algo que confesarte, mi cielo. - Deja que lo adivine, te has comido mis calcetines... Colaboración de Gabriel Nuñez de León, Gto., México. |