Una distinguida dama venia en un vuelo de Los Angeles y pidio al cura que venia al lado de ella que le hiciera un favor.
- Padre, ¿puedo pedirle un favor? - Por supuesto, hija. ¿Qué puedo hacer por ti? - Mire, Padre, compré una plancha para el cabello de regalo a mi mamá por su cumpleaños. Viene en caja cerrada y sé que sobrepasa el valor permitido para la aduana, y tengo miedo de que me la quiten. ¿Será posible que usted la pase por la aduana por mi? Se me ocurre que quizás, debajo de su sotana. - Me encantará servirte, hija mía, pero debo advertirte: no puedo decir una sola cosa que no sea la verdad. - No se preocupe, Padre, con su investidura nadie se atreverá a revisarlo. Al llegar a la revisión la señora dejó que el padre pasara antes que ella.
Preguntó el oficial,
Dijo el sacerdote,
El oficial de migración pensó que era una respuesta muy extraña, así que le preguntó,
- Llevo un maravilloso instrumento diseñado para ser usado por las mujeres, pero que hasta este momento permanece sin estrenar ...
Soltando una carcajada dijo el oficial,
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