Está una pareja de luna de miel en el hotel y comienzan a tirar los condones por la ventana. Permanecen así durante días y días, y no bajan ni a comer. Preocupados, los dueños del hotel envían al camarero a la habitación. Señor, ¿no les provoca algo de comer? No, nosotros nos alimentamos de sólo amor. Eso está bien hermano, pero no boten las cáscaras por la ventana. Colaboración de Gabriel Núñez de León, Gto., México. |