El amigo de mi compradre va a la peluquería, pero pasa un día y no regresa, transcurren dos semanas y no aparece; un año se cumplió ya de su partida y nomás nada que se sabe de el.
Al cabo de cinco años un buen día aparece por fín en su casa muy quitado de la pena y con una borrachera tremenda. La esposa muy agitada le dice: - ¡Oye!, pues dónde te metiste, si nada más me dijiste que ibas a la peluquería. - Mira vieja, responde el sujeto juntando por las puntas los dedos de la mano: estaba así de lleno. |