Había un misionero que estaba predicando en la india, llegarón los indus y le tuvieron que decir que los acompañara a la nueva tierra donde vivian en avion. El aceptó y se subio al avión; en el camino el avión se le acabo el combustible y estaban cayendo al vacio. Entonces los indus abrierón la puerta y dijerón: "Voy por Ala", se empezarón a aventar hasta que quedo el misionero solo y dijo: "no tengo nada que perder", entonces se avento diciendo que iba por Ala y de pronto aparecio una mano gigante que lo trapo y dijo: "Ayyy gracias a dios", y la mano lo aplasto. Colaboración de Miguel Angel Macias Treviño. |