Una noche una pareja de viejos estaba ya acostada en su cama.
El marido se estaba quedando dormido, pero su mujer se sentía romántica y quería conversar.
Le dijo:
- Cuando me enamorabas, me agarrabas la mano.
De mala gana, el marido se dio media vuelta, le agarró la mano por unos segundos y luego trató de dormirse otra vez.
En pocos momentos ella le dijo nuevamente:
- Entonces me besabas.
Algo molesto, se dio media vuelta otra vez y le dio un ligero beso en la mejilla y luego se acomodó para dormirse.
En treinta segundos, ella le dijo:
- Luego tú me mordías el cuello.
Molesto, el marido tiró la ropa de cama y se levantó.
- ¿A dónde vas?, le preguntó ella.
- A buscar mis dientes postizos!!!
Colaboración de Víctor Manuel Espino Ocampo de Zihuatanejo, Guerrero, México.
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