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| Un hombre sufría unos dolores de cabeza terribles, por lo que decidió ir al médico, el cual lo auscultó detenidamente. Tras largos estudios, el médico le explicó que lo que le estaba provocando tal malestar eran sus testículos. - La única solución que puedo darle es la amputación. Como es lógico pensar, el afectado se negó de manera contundente. Sin embargo, a medida que pasaron los días, los dolores de cabeza no cedían por lo que, finalmente, con todo el dolor de su alma decidió someterse a tan humillante operación. Tras la intervención quirúrgica, como si se tratara de un milagro, los dolores desaparecieron. Pero, para no estar pensando todo el día en sus partes anatómicas ausentes, decidió ir a renovar su guardarropa. Entró a una de esas tiendas donde lo tienen todo: -Buenas tardes, quiero comprarme todo un atuendo. -¡Cómo no, con gusto! -respondió el empleado-. A ver, un saco talla 40... -Oiga, ¿cómo supo? -¡Ah! La experiencia, señor. Su pantalón, talla 32. Camisa, cuello 15A y las trusas, talla 30... -¡Ajá! ¡Ahí sí le falló! ¡Mi talla de trusas ha sido 28 toda la vida! -No. El señor disculpará pero eso es imposible. -Le digo que siempre he usado esa talla y me queda. -Puede ser, pero como le quedan justos, entonces se le oprimen los testículos y eso le provocaría unos dolores de cabeza espantosos. Colaboración de Gabriel Núñez de Cancun Quintana Roo, México. |
