A las dos de la madrugada suena un teléfono y se oye la voz de un borracho: - "¿Es usted el (hip) dueeeño de la tienda de licores del barrio?" - "Pues sí, lo soy ¿y qué?" - "Naaada, (hip) quería preguntar a qué hora abre". - "A las ocho", y cuelga enojado.
A las cuatro de la madrugada, vuelve a sonar el teléfono y se oye una voz todavía más borracha: - "¡A las ocho hombre, y déjeme dormir!"
A las seis, el teléfono suena otra vez. El borracho casi no puede ya hablar: - "Le dije que no me llamara más. Abro a las ocho y tenga un poco de paciencia para entrar". - "Esss que yo no quiierro entrarrrr. ¡Lo que quierooo es salirrrrr...!" Colaboración de Jorge de Estados Unidos. |