Aprovechando la ausencia de su esposa e hijos que pasan un fin de semana en la playa, Don Andrés se encuentra insistiendo en la puerta de la nueva y muy bonita sirvienta para que le abra la puerta de su dormitorio. - Anda, María, abre la puerta que no te va a pasar nada malo. Solo vamos a gozar mucho. - No, siñor, ! Tese quieto !. - Mira, María, si abres te aumento el sueldo. - Y, a luego que le dicimos a la patrona? - Nada, María, ella no tiene porque enterarse de nada, pilluela. - Tá güeno, patrón, pero pase por debajo la puerta su certificado de que no tiene el SIDA ese. Don Andrés recuerda el chequeo medico que se acaba de practicar y le pasa hasta su acta de nacimiento, ante lo cual la sirvienta por fin cede y Don Andrés se da el gustazo. Ya calmado y disfrutando de un buen tabaco, le dice Don Andrés : - ! Caramba, María, no sabes ni leer, pero que bien estas enterada de las cuestiones de salud ! - Pos sí, patrón, yo inorante, muy inorante, pero esto del SIDA. ! No me lo pegan dos veces !. |