Estaba Calderón hablando con su secretario y le decía:
"Cuando muera quiero que entierren mi corazón en Michoacán, donde nací; mis piernas en los alrededores del D.F., donde caminé todas las mañanas y me entrené como presidente; mi estómago en el jardín en casa de mi abuela, donde siempre comí esas riquísimas empanadas que ella hacía...
Y el Secretario Particular lo interrumpe: Colaboración de Víctor Manuel E. O. de Zihuatanejo, Guerrero, México.
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