Señor, dame tu Espíritu de humildad para servirte. Ante la grandeza de Dios ya quisiéramos ser tomados en cuenta por el Creador para ser siervos.... Y Él nos invita a ser hijos. Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;porque ha mirado la humillación de su esclava. (Lc 1, 46-48) |