Dios te ama tanto que quiere hacer su morada en tu corazón. Piensa en tu alma, piensa en la eternidad. No te aferres a un rencor o a un resentimiento de este mundo y por lo tanto temporal, cuando estás viviendo en Dios una vida eterna. Lo temporal no es ni un suspiro ante lo eterno. Abre tu corazón a la vida eterna, abre tu corazón a Jesús. |