01 | La Sabiduría es el libro de los preceptos de Dios, y la Ley que subsiste eternamente: los que la retienen, alcanzarán la vida, pero los que la abandona, morirán. |
02 | Vuélvete, Jacob, y tómala, camina hacia el resplandor, atraído por su luz. |
03 | No cedas a otro tu gloria, ni tus privilegios a un pueblo extranjero. |
04 | Felices de nosotros, Israel, porque se nos dio a conocer lo que agrada a Dios. |
05 | ¡Animo, pueblo mío, memorial viviente de Israel! |
06 | Ustedes fueron vendidos a las naciones, pero no para ser aniquilados; es por haber excitado la ira de Dios, que fueron entregados a sus enemigos. |
07 | Ustedes irritaron a su Creador, ofreciendo sacrificios a los demonios y no a Dios; |
08 | olvidaron al Dios, eterno, el que los sustenta, y entristecieron a Jerusalén, la que los crió. |
09 | Porque ella, al ver que la ira del Señor se desencadenaba contra ustedes, exclamó: «Escuchen, ciudades vecinas de Sión: Dios me ha enviado un gran dolor. |
10 | Yo he visto el cautiverio que el Eterno infligió a mis hijos y a mis hijas. |
11 | Yo los había criado gozosamente y los dejé partir con lágrimas y dolor. |
12 | Que nadie se alegre al verme viuda y abandonada por muchos. Estoy desolada por los pecados de mis hijos, porque se desviaron de la Ley de Dios: |
13 | ellos no conocieron sus preceptos, no siguieron los caminos de sus mandamientos ni anduvieron por las sendas de la instrucción, conforme a su justicia. |
14 | ¡Que vengan las vecinas de Sión, y recuerden el cautiverio que el Eterno infligió a mis hijos y a mis hijas! |
15 | Porque él hizo venir contra ellos a una nación lejana, una nación insolente, de lengua desconocida, que no respetó al anciano ni tuvo compasión del niño; |
16 | que se llevó a los hijos queridos de la viuda y la dejó desolada, privándola de sus hijas. |
17 | Y yo ¿cómo podré socorrerlos? |
18 | El mismo que les infligió esos males los librará de las manos de sus enemigos. |
19 | ¡Vayan, hijos, vayan, mientras yo me quedo desolada! |
20 | Yo me quité el vestido de fiesta, me puse ropa de suplicante y clamaré al Eterno mientras viva. |
21 | ¡Animo, hijos, clamen a Dios, y él los librará de la tiranía y del poder de sus enemigos! |
22 | Porque yo espero que el Eterno les dará la salvación, y el Santo me ha llenado de alegría por la misericordia que pronto les llegará del Eterno, su Salvador. |
23 | Yo los dejé partir con dolor y lágrimas, pero Dios los hará volver a mí, con gozo y alegría para siempre. |
24 | Así como ahora las ciudades vecinas de Sión están viendo el cautiverio de ustedes, así verán pronto la salvación que les llegará de Dios, con la gran gloria y el esplendor del Eterno. |
25 | Hijos, soporten con paciencia la ira que les ha sobrevenido de parte de Dios. Tu enemigo te ha perseguido, pero pronto verás su ruina y pondrás tu pie sobre su cuello. |
26 | Mis tiernos hijos han recorrido ásperos caminos, fueron llevados como un rebaño arrebatado por el enemigo. |
27 | ¡Animo, hijos, clamen a Dios, porque aquel que los castigó se acordará de ustedes! |
28 | Ya que el único pensamiento de ustedes ha sido apartarse de Dios, una vez convertidos, búsquenlo con un empeño diez veces mayor. |
29 | Porque el que atrajo sobre ustedes estos males les traerá, junto con su salvación, la eterna alegría». |
30 | ¡Animo, Jerusalén! El que te dio un nombre te consolará. |
31 | ¡Ay de los que te maltrataron y se alegraron de tu caída! |
32 | ¡Ay de las ciudades que esclavizaron a tus hijos, ay de aquella que recibió a tus hijos! |
33 | Porque así como ella se alegró de tu caída y se regocijó por tu ruina, así se afligirá por su propia desolación. |
34 | Yo le quitaré su alegría de ciudad populosa, y su jactancia se convertirá en duelo. |
35 | Caerá fuego sobre ella de parte del Eterno durante muchos días, y será morada de los demonios por muy largo tiempo. |
36 | Mira hacia el Oriente, Jerusalén, y contempla la alegría que te viene de Dios. |
37 | Ahí llegan tus hijos, los que habías visto partir; llegan reunidos desde el oriente al occidente por la palabra del Santo, llenos de gozo por la gloria de Dios. |