01 | Esta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud. |
02 | Yo mismo, Pablo, les digo: si ustedes se hacen circuncidar, Cristo no les servirá de nada. |
03 | Les vuelvo a insistir: todos los que se circuncidan, están obligados a observar íntegramente la Ley. |
04 | Si ustedes buscan la justicia por medio de la Ley, han roto con Cristo y quedan fuera del dominio de la gracia. |
05 | Porque a nosotros, el Espíritu nos hace esperar por la fe los bienes de la justicia. |
06 | En efecto, en Cristo Jesús, ya no cuenta la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por medio del amor. |
07 | ¡Ustedes andaban tan bien! ¿Quién les impidió mantenerse fieles a la verdad? |
08 | ¡No habrá sido a instancias de aquel que los llama! |
09 | «Un poco de levadura hace fermentar toda la masa». |
10 | Yo espero en el Señor que ustedes no cambiarán de parecer. En cuanto a aquel que los está perturbando, será castigado, sea quien sea. |
11 | Hermanos, si yo predicara todavía la circuncisión, no me perseguirían. ¡Pero entonces, habría terminado el escándalo de la cruz! |
12 | En cuanto a los agitadores, ojalá que llegaran hasta la mutilación total. |
13 | Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales: háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor. |
14 | Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. |
15 | Pero si ustedes se están mordiendo y devorando mutuamente, tengan cuidado porque terminarán destruyéndose los unos a los otros. |
16 | Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne. |
17 | Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren. |
18 | Pero si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley. |
19 | Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje, |
20 | idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones |
21 | y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios. |
22 | Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, |
23 | mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está de más, |
24 | porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos. |
25 | Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por él. |
26 | No busquemos la vanagloria, provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente. |