01 | La Ley, en efecto -al no tener más que la sombra de los bienes futuros y no la misma realidad de las cosas- con los sacrificios repetidos año tras año en forma ininterrumpida, es incapaz de perfeccionar a aquellos que se acercan a Dios. |
02 | De lo contrario, no se hubieran ofrecido más esos sacrificios, porque los que participan de ellos, al quedar purificados una vez para siempre, ya no tendrían conciencia de ningún pecado. |
03 | En cambio, estos sacrificios renuevan cada año el recuerdo del pecado, |
04 | porque es imposible que la sangre de toros y chivos quite los pecados. |
05 | Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. |
06 | No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. |
07 | Entonces dije: Aquí estoy, yo vengo -como está escrito de mí en el libro de la Ley- para hacer, Dios, tu voluntad. |
08 | Él comienza diciendo: Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios, a pesar de que están prescritos por la Ley. |
09 | Y luego añade: Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad. Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. |
10 | Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre. |
11 | Cada sacerdote se presenta diariamente para cumplir su ministerio y ofrecer muchas veces los mismos sacrificios, que son totalmente ineficaces para quitar el pecado. |
12 | Cristo, en cambio, después de haber ofrecido por los pecados un único Sacrificio, se sentó para siempre a la derecha de Dios, |
13 | donde espera que sus enemigos sean puestos debajo de sus pies. |
14 | Y así, mediante una sola oblación, él ha perfeccionado para siempre a los que santifica. |
15 | El Espíritu Santo atestigua todo esto, porque después de haber anunciado: |
16 | Esta es la Alianza que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Yo pondré mis leyes en su corazón y las grabaré en su conciencia, |
17 | y no me acordaré más de sus pecados ni de sus iniquidades. |
18 | Y si los pecados están perdonados, ya no hay necesidad de ofrecer por ellos ninguna otra oblación. |
19 | Por lo tanto, hermanos, tenemos plena seguridad de que podemos entrar en el Santuario por la sangre de Jesús, |
20 | siguiendo el camino nuevo y viviente que él nos abrió a través del velo del Templo, que es su carne. |
21 | También tenemos un Sumo Sacerdote insigne al frente de la casa de Dios. |
22 | Acerquémonos, entonces, con un corazón sincero y llenos de fe, purificados interiormente de toda mala conciencia y con el cuerpo lavado por el agua pura. |
23 | Mantengamos firmemente la confesión de nuestra esperanza, porque aquel que ha hecho la promesa es fiel. |
24 | Alentémonos unos a otros, para estimularnos en el amor y en las buenas obras. |
25 | No desertemos de nuestras asambleas, como suelen hacerlo algunos; al contrario, animémonos mutuamente, tanto más cuanto que vemos acercarse el Día. |
26 | Porque si después de haber recibido el pleno conocimiento de la verdad, pecamos deliberadamente, ya no hay más sacrificio por los pecados. |
27 | Sólo resta esperar con terror el juicio y el fuego ardiente que consumirá a los rebeldes. |
28 | El que viola la Ley de Moisés, es condenado a muerte irremisiblemente por el testimonio de dos o tres testigos. |
29 | Piensen, entonces, qué castigo merecerá el que pisoteó al Hijo de Dios, el que profanó la sangre de la Alianza con la cual fue santificado y ultrajó al Espíritu de la gracia. |
30 | Porque nosotros conocemos a aquel que ha dicho: La venganza me pertenece y yo daré la retribución. Y además: El Señor juzgará a su pueblo. |
31 | ¡Verdaderamente es algo terrible caer en las manos del Dios viviente! |
32 | Recuerden los primeros tiempos: apenas habían sido iluminados y ya tuvieron que soportar un rudo y doloroso combate, |
33 | unas veces expuestos públicamente a injurias y atropellos, y otras, solidarizándose con los que eran tratados de esa manera. |
34 | Ustedes compartieron entonces los sufrimientos de los que estaban en la cárcel y aceptaron con alegría que los despojaran de sus bienes, sabiendo que tenían una riqueza mejor y permanente. |
35 | No pierdan entonces la confianza, a la que está reservada una gran recompensa. |
36 | Ustedes necesitan constancia para cumplir la voluntad de Dios y entrar en posesión de la promesa. |
37 | Porque todavía falta un poco, muy poco tiempo, y el que debe venir vendrá sin tardar. |
38 | El justo vivirá por la fe, pero si se vuelve atrás, dejaré de amarlo. |
39 | Nosotros no somos de los que se vuelven atrás para su perdición, sino que vivimos en la fe para preservar nuestra alma. |