01 | Por eso, tú que pretendes ser juez de los demás -no importa quién seas- no tienes excusa, porque al juzgar a otros, te condenas a ti mismo, ya que haces lo mismo que condenas. |
02 | Sabemos que Dios juzga de acuerdo con la verdad a los que se comportan así, |
03 | Tú que juzgas a los que hacen esas cosas e incurres en lo mismo, ¿acaso piensas librarte del Juicio de Dios? |
04 | ¿O desprecias la riqueza de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, sin reconocer que esa bondad te debe llevar a la conversión? |
05 | Por tu obstinación en no querer arrepentirte, vas acumulando ira para el día de la ira, cuando se manifiesten los justos juicios de Dios, |
06 | que retribuirá a cada uno según sus obras. |
07 | El dará la Vida eterna a los que por su constancia en la práctica del bien, buscan la gloria, el honor y la inmortalidad. |
08 | En cambio, castigará con la ira y la violencia a los rebeldes, a los que no se someten a la verdad y se dejan arrastrar por la injusticia. |
09 | Es decir, habrá tribulación y angustia para todos los que hacen el mal: para los judíos en primer lugar, y también para los que no lo son. |
10 | Y habrá gloria, honor y paz para todos los que obran el bien: para los judíos, en primer lugar, y también para los que no lo son, |
11 | porque Dios no hace acepción de personas. |
12 | En efecto, todos los que hayan pecado sin tener la Ley de Moisés perecerán sin esa Ley; y los que hayan pecado teniendo la Ley serán juzgados por ella, |
13 | porque a los ojos de Dios, no son justos los que oyen la Ley, sino los que la practican. |
14 | Cuando los paganos, que no tienen la Ley, guiados por la naturaleza, cumplen las prescripciones de la Ley, aunque no tengan la Ley, ellos son ley para sí mismos, |
15 | y demuestran que lo que ordena la Ley está inscrito en sus corazones. Así lo prueba el testimonio de su propia conciencia, que unas veces los acusa y otras los disculpa, |
16 | hasta el Día en que Dios juzgará las intenciones ocultas de los hombres por medio de Cristo Jesús, conforme a la Buena Noticia que yo predico. |
17 | Pero tú, que te precias de ser judío; tú que te apoyas en la Ley y te glorías en Dios; |
18 | tú que dices conocer su voluntad e, instruido por la Ley, pretendes discernir lo mejor, |
19 | presumiendo ser guía de ciegos y luz para los que andan en tinieblas; |
20 | tú que instruyes a los ignorantes y eres maestro de los simples, porque tienes en la Ley la norma de la ciencia y de la verdad; |
21 | ¡tú, que enseñas a los otros, no te enseñas a ti mismo! |
22 | Tú, que condenas el adulterio, también lo cometes. Tú, que aborreces a los ídolos, saqueas sus templos. |
23 | Tú, que te glorías en la Ley, deshonras a Dios violando la Ley. |
24 | Porque como dice la Escritura: "Por culpa de ustedes, el nombre de Dios es blasfemado entre las naciones". |
25 | La circuncisión es útil si practicas la Ley, pero si no la practicas, es lo mismo que si fueras un incircunciso. |
26 | Al contrario, el que no está circuncidado, pero observa las prescripciones de la Ley, será tenido por un verdadero circunciso. |
27 | Más aún, el que físicamente no está circuncidado pero observa la Ley, te juzgará a ti, que teniendo la letra de la Ley y la circuncisión, no practicas la Ley. |
28 | Porque no es verdadero judío el que lo es exteriormente, ni la verdadera circuncisión es la que se nota en la carne. |
29 | El verdadero judío lo es interiormente, y la verdadera circuncisión es la del corazón, la que se hace según el espíritu y no según la letra de la Ley. A este le corresponde la alabanza, no de los hombres, sino de Dios. |