| ¿Puede existir mayor alegría y paz que vivir en la conciencia y en la verdad de saber que Dios creador te ama, está contigo, te habla y te toca? ¡Y yo había enseñado a caminar a Efraím, lo tomaba por los brazos! Pero ellos no reconocieron que yo los cuidaba. Yo los atraía con lazos humanos, con ataduras de amor; era para ellos como los que alzan a una criatura contra sus mejillas, me inclinaba hacia él y le daba de comer. (Os 11, 3-4) | |