01 | ¡Feliz el hombre que no ha faltado con su lengua ni es atormentado por el remordimiento! |
02 | ¡Feliz el que no tiene que reprocharse a sí mismo y no ve desvanecerse su esperanza! |
03 | ¿De qué le sirve la riqueza al mezquino y para qué tiene el avaro su fortuna. |
04 | El que acumula, privándose de todo, acumula para otros, y otros se darán buena vida con sus bienes. |
05 | El que es malo consigo mismo ¿con quién será bueno? Ni él mismo disfruta de su fortuna. |
06 | No hay nadie peor que el avaro consigo mismo, y ese es el justo pago de su maldad. |
07 | Si hace algún bien, lo hace por descuido, y termina por revelar su malicia. |
08 | Es un malvado el que mira con envidia, el que da vuelta la cara y menosprecia a los demás. |
09 | El ojo del ambicioso no está satisfecho con su parte y la ruindad reseca el alma. |
10 | El miserable mezquina el pan y tiene su mesa siempre vacía. |
11 | En la medida de tus recursos, vive bien, hijo mío, y presenta al Señor ofrendas dignas. |
12 | Recuerda que la muerte no tardará y que el pacto del Abismo no te ha sido revelado. |
13 | Antes de morir, haz el bien a tu amigo y dale con largueza, en la medida de tus fuerzas. |
14 | No te prives de un día agradable ni desaproveches tu parte de gozo legítimo. |
15 | ¿Acaso no dejarás a otro el fruto de tus trabajos, y el de tus fatigas, para que lo repartan en herencia? |
16 | Da y recibe, olvida tus preocupaciones, porque no hay que buscar delicias en el Abismo. |
17 | Todo ser viviente envejece como un vestido, porque está en pie la antigua sentencia: «Tienes que morir». |
18 | En el follaje de un árbol tupido, unas hojas caen y otras brotan: así son las generaciones de carne y de sangre, una muere y otra nace. |
19 | Toda obra corruptible desaparece y el que la hizo se irá con ella. |
20 | ¡Feliz el hombre que se ocupa de la sabiduría y el que razona con inteligencia, |
21 | el que reflexiona sobre los caminos de la sabiduría y penetra en sus secretos! |
22 | El la sigue como un rastreador y se queda al acecho de sus pasos; |
23 | espía por sus ventanas y escucha atentamente a sus puertas; |
24 | busca albergue cerca de su casa y clava una estaca en sus muros; |
25 | instala su carpa cerca de ella y se alberga en la mejor de las moradas; |
26 | pone a sus hijos bajo el abrigo de ella y vive a la sombre de sus ramas: |
27 | ella lo protege del calor y él habita en su gloria. |