01 | ¡Pobres de aquellos que dictan leyes injustas y ponen por escrito los decretos de la maldad. |
02 | Dejan sin protección a los pobres de mi país; roban a los pequeños de sus derechos, dejan sin nada a la viuda y despojan al huérfano! |
03 | ¿Qué harán el día en que se arreglen las cuentas? ¿A dónde huirán, y quién los ayudará cuando, desde lejos, venga el desastre? ¿Dónde encerrarán sus riquezas? |
04 | No quedará más que doblegarse bajo las cadenas o caer con los muertos. Pero a Yavé no se le ha pasado el enojo, aún sigue con la mano amenazante. |
05 | ¡Ay de Asur, que es el bastón de mi ira, el garrote que usa mi furor! |
06 | Yo lo he enviado contra una nación impía, contra un pueblo que me molesta, para que lo saquee y le quite todo lo que tiene y lo pisotee como el polvo de las calles. |
07 | El, sin embargo, no entiende mi proyecto, ni lo cree así su corazón, pues su intención es destruir y desmenuzar a no pocas naciones. |
08 | Dice: «¿Mis príncipes no son reyes acaso? |
09 | No sucedió a Calmo como a Carquemis, a Jamat igual que a Arpad y a Samaria como a Damasco? |
10 | Mi mano supo alcanzar los reinos de los ídolos, en que las estatuas eran más numerosas que las de Jerusalén y Samaria; |
11 | pues bien, como he tratado a Samaria y a sus ídolos, ¿no seré capaz de hacer lo mismo con Jerusalén y sus objetos sagrados?» |
12 | Pero esto ha de suceder: cuando el Señor haya terminado su obra en la montaña de Sión y en Jerusalén, castigará la soberbia del corazón del rey de Asiria y la mirada despreciativa de sus ojos. Porque dijo: |
13 | «Esto lo conseguí con la fuerza de mi brazo y con mi capacidad, pues soy inteligente; he hecho retroceder las fronteras de los pueblos y me he apoderado de sus tesoros. Yo como soberano hice bajar de su trono a sus reyes. |
14 | Mi mano ha tomado, como se toma un nido, las riquezas de los pueblos. Como se recogen huevos botados, así me he apoderado de toda la tierra y no hubo quién aleteara ni abriera el pico ni piara.» |
15 | ¿Acaso el hacha se cree más que el leñador, o la sierra, más que el aserrador? ¡Como si el bastón mandara a quien lo usa o el palo moviera al que no es de madera! |
16 | Por eso, Yavé de los ejércitos enviará a sus hombres forzudos la debilidad y prenderá fuego a su lujo como se enciende la leña. |
17 | La luz de Israel se hará fuego y su Santo será como una llama, |
18 | que quemará y consumirá todos sus matorrales en un solo día. El esplendor de sus bosques y de sus árboles frutales se desvanece, se deshace, y se le va la vida. |
19 | Lo que quede de sus árboles será tan poco, que un niño los podrá contar. |
20 | Aquel día el resto de Israel y los sobrevivientes de la familia de Jacob ya no le pedirán ayuda al que les pega, sino que le pedirán ayuda a Yavé, el Santo de Israel, y serán sinceros con él. |
21 | «Un resto volverá», un resto de Jacob se volverá hacia el Dios fuerte. |
22 | Porque aunque fuera tu pueblo, oh Israel, como la arena del mar, sólo un resto volverá. Su destrucción está decidida, para que quede bien en claro la justicia; |
23 | pues el Señor Yavé de los Ejércitos llevará a cabo, en todo el país, exterminio y limpieza. |
24 | Por tanto, así se expresa Yavé de los Ejércitos: Oh pueblo mío, que vives en Sión, no le tengas miedo a Asur, que te da de palos, o que te pega con su bastón, como hacía Egipto. |
25 | Porque dentro de muy poco tiempo desaparecerá mi enojo, y mi cólera se tornará contra él. |
26 | Yavé de los Ejércitos hará zumbar la huasca sobre él, igual como cuando se las dio a Madián, en el cerro Horeb, y levantará su bastón sobre el mar, como lo hizo en Egipto. |
27 | Entonces, la carga se caerá de tu espalda, su yugo dejará de pesar en tu cuello, y la abundancia reemplazará la opresión. |
28 | Se acerca por el lado de Rimón, avanza sobre Ayot, atraviesa Migrón, deja su bagaje en Micmas. |
29 | Atraviesan el desfiladero, pasan la noche en Gueba. Rama se asusta, Guibea de Saúl huye. |
30 | Grita, hija de Galim; escúchala, Lais; respóndele, Anatot. |
31 | Madmena se dispersa, los habitantes de Gabim buscan refugio. |
32 | Hoy mismo hará un alto en Nob, y extenderá su brazo sobre el cerro de la hija de Sión, la colina de Jerusalén... |
33 | Pero vean cómo el Señor Yavé de los Ejércitos desgaja con fuerza las copas de los árboles; los más altos son cortados y los más orgullosos, rebajados. Su hacha termina con los matorrales del bosque, |
34 | y el Líbano tan nombrado se viene abajo. |