01 | Apenas oyó esas palabras el rey Ezequías rasgó también su ropa, se puso un saco y se fue a la Casa de Yavé. |
02 | En seguida mandó al superintendente del palacio, Elyaquim, al secretario Sobná y a los sacerdotes ancianos, vestidos de sacos, a ver al profeta Isaías, hijo de Amós, |
03 | con este recado: «Esto manda decir Ezequías: Este es un día de angustia, de castigo y de vergüenza; los niños están a punto de nacer, pero falta la fuerza para darlos a luz. |
04 | ¡Ojalá Yavé, tu Dios, haya escuchado las palabras del general al que el rey de Asur mandó para que insultara al Dios vivo, y pueda Yavé tu Dios castigar esas palabras! Y tú eleva una oración por el resto que aún queda.» |
05 | Los servidores del rey y Ezequías llegaron donde Isaías. |
06 | Isaías les dijo: «Transmitan a su señor esta palabra de Yavé: No tengas miedo de las palabras que oíste, de esas blasfemias que pronunciaron en mi contra los sirvientes del rey de Asur. |
07 | Lo voy a impresionar por una noticia que recibirá, de manera que vuelva a su país, y en su país será asesinado.» |
08 | Se fue el general y encontró al rey de Asur, que estaba atacando a Libna. El general se había informado, en efecto, de que el rey se había retirado de Laquis, |
09 | al comunicársele la siguiente noticia: «Taraca, rey de Etiopía, ha salido a atacarte.» De nuevo, Senaquerib envió embajadores a Ezequías |
10 | con esta advertencia para el rey de Judá: «Tú has puesto tu confianza en tu Dios y dices que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asur, pero es cierto que te va a defraudar. |
11 | Pues sabes muy bien lo que los reyes de Asur han hecho con todos los países, esto es, los han destruido totalmente; |
12 | y ¿tú piensas que te vas a librar? ¿De qué les sirvieron sus dioses a las naciones que mis padres conquistaron, a Gozán, Jarán, Résef, y a los edenitas de Tel-basar? |
13 | ¿Dónde están ahora el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Sefarvaim, de Hena y de Iva?» |
14 | Ezequías tomó la carta que traían los embajadores y la leyó. En seguida subió al Templo de Yavé y la desenrolló delante de Yavé. |
15 | Y dirigió esta súplica a Yavé: |
16 | «Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel, |
17 | que estás sentado sobre los querubines, tú eres el único Dios de todos los reinos de la tierra; tú eres el creador del cielo y de la tierra. Atiéndeme, Yavé, y escucha. Abre, Yavé, los ojos y mira. ¡Escucha las palabras, los insultos de Senaquerib en contra del Dios vivo! |
18 | Es cierto, Yavé, que los reyes de Asur han arrasado las naciones paganas. |
19 | Echaron sus dioses al fuego, pero ésos no eran dioses, sino sólo la obra de las manos del hombre, hechos de madera y de piedra; por eso los destruyeron. |
20 | ¡Pues bien, Yavé, Dios nuestro, líbranos ahora de su mano, te lo suplico, y así sabrán todos los reinos de la tierra que sólo tú, Yavé, eres Dios!» La liberación milagrosa de Jerusalén |
21 | Entonces Isaías mandó a decir a Ezequías: «Esto es lo que dice Yavé, Dios de Israel: He escuchado la oración que tú me has dirigido a propósito de Senaquerib, rey de Asiria, |
22 | y ésta es la palabra que Yavé ha pronunciado contra él: La Virgen de Sión te desprecia y se ríe de ti, la hija de Jerusalén te hace burlas por la espalda. |
23 | ¿A quién has insultado con tus blasfemias? ¿A quién le has levantado la voz y lo has mirado con orgullo? Al Santo de Israel. |
24 | Por boca de tus mensajeros has insultado a Yavé; "Con mis innumerables carros -dijiste- , he subido a las más altas montañas, en las faldas del Líbano. He cortado sus altos bosques de cedros y sus cipreses más hermosos. He llegado hasta su más remotos escondites, hasta sus frondosas selvas. |
25 | He cavado pozos en tierra extranjera, he bebido sus aguas, y dejé secos, al pasar, todos los ríos de Egipto." |
26 | Hace mucho tiempo que tengo eso preparado, -¿no te lo habían dicho? Hace años que decidí esto que ahora voy a realizar. |
27 | Tú debías convertir en ruinas ciudades fortificadas; sus habitantes quedaban sin fuerza, estaban espantados y confun didos. Fueron como la hierba del campo, como el musgo en el techo, o como el trigo verde quemado por la peste. |
28 | Pero yo sé cuándo tú te sientas, cuándo entras y cuándo sales. |
29 | Te has levantado contra mí y tus palabras insolentes han llegado a mis oídos; por eso, voy a poner un anillo en tus narices y un freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde has venido.» |
30 | Isaías dijo a Ezequías: «Esto te servirá de señal: Este año se comerá del trigo sembrado, y el año siguiente lo que brote sin sembrar. Pero al tercer año podrán comer y cosechar, plantar viñas y comer su fruto. |
31 | Los del pueblo de Judá que logren salvarse echarán raíces por abajo y darán frutos por arriba, |
32 | porque de Jerusalén saldrá un resto y del cerro Sión, sobrevivientes. Eso será obra de Yavé Sabaot y de su celosa preocupación. |
33 | Todo esto lo hará el amor celoso de Yavé de los Ejércitos.» |
34 | Ahora bien, Yavé dice sobre el rey de Asur: «No entrará en esta ciudad, no le tirará ninguna flecha, no la atacará con torres rodantes ni construirá terraplenes contra ella, sino que se volverá por el camino por donde vino.» |
35 | No entrará en esta ciudad, pues lo asegura Yavé: «Yo defenderé esta ciudad y la salvaré en atención a mí y a mi servidor David.» |
36 | A la mañana siguiente, a la hora de levantarse, sólo había cadáveres, ¡estaban todos muertos! |
37 | Senaquerib levantó su campamento y se fue. Y de regreso se quedó en Nínive. Un día, mientras estaba adorando, dentro del templo, a Nisroc, su dios, sus hijos Adramelec y Sareser lo asesinaron a puñaladas y se pusieron a salvo en el país de Ararat. Le sucedió en el trono su hijo Asaradón. |