01 | Esta es la hora del Señor Yavé, en que quita de Jerusalén y de Judá todas las provisiones y recursos: las provisiones de pan y las reservas de agua. |
02 | Las deja sin oficiales ni soldados, sin juez ni profeta; sin adivino ni anciano, |
03 | sin capitán ni noble, sin consejero, ni sabio, ni artesano o mago. |
04 | «Les pondré como jefes a unos chiquillos y a unos petulantes para que los manden.» |
05 | Entre la gente del pueblo pelearán unos con otros, o unos vecinos con otros; el joven le reprenderá al viejo y el hombre sin apellido al noble, |
06 | pues cada cual querrá obligar al otro o a su mismo hermano, diciéndole: «Tú tienes una manta, ¿por qué no aceptas ser nuestro jefe y nos sacas así de esta ruina?» |
07 | Aquel día cada cual se excusará: Yo no soy ningún médico, ni tengo en mi casa pan ni manta, no me pongan como jefe del pueblo.» |
08 | Sí, Jerusalén se viene abajo, y se hunde Judá, a causa de sus palabras y hechos, pues a la vista de Yavé han desafiado su gloria. |
09 | Su rostro descarado los denuncia y, como Sodoma, muestran sus pecados en vez de esconderlos. ¡Ay de ellos que han preparado su propia ruina! |
10 | Digan: «Feliz el justo, pues comerá el fruto de sus obras»; pero: «Pobre del malo, porque le irá mal, y será tratado según las obras de sus manos.» |
11 | ¡Oh, pueblo mío! , chiquillos lo oprimen y mujeres lo gobiernan. |
12 | ¡Oh, pueblo mío! , los que debían guiar tus pasos te hacen desviarte y echan a perder el camino que sigues. |
13 | Yavé se instala en su tribunal, y se pone de pie para juzgar a su pueblo. |
14 | Yavé demanda a los ancianos y a los jefes de su pueblo: «Ustedes han devorado los frutos de la viña, en sus casas están los despojos del pobre. |
15 | ¿Con qué derecho vejan a mi pueblo o pisotean a los pobres?», dice el Señor Yavé de los Ejércitos. |
16 | Dice Yavé: «Muy orgullosas andan las damas de Sión, con el cuello estirado y la mirada provocativa, y caminan a pasitos cortos haciendo sonar las pulseras de sus pies.» |
17 | Por eso, el Señor llenará de sarna la cabeza de las damas de Sión, y quedarán peladas. |
18 | Aquel día, el Señor arrancará los adornos, pulseras para los tobillos, cintas y lunetas, |
19 | pendientes, brazaletes, |
20 | velos, sombreros, cadenillas de pie, cinturones, frascos de perfume y amuletos, |
21 | sortijas, aros de nariz, |
22 | vestidos preciosos, mantos, chales y bolsos, |
23 | espejos, lienzos finos, turbantes y mantillas. |
24 | Aquel día, en lugar de perfumes habrá podredumbre; en lugar de cinturón, una cuerda; en lugar de cabello trenzado, cabeza rapada; en lugar de vestidos lujosos, un saco; en vez de un diestro maquillaje, una marca con un hierro al rojo. |
25 | Tus hombres caerán bajo la espada, y tu ejército quedará tendido en tierra. En tus puertas habrá lamentos y duelo, y tú te sentarás sola, en el suelo. |