01 | Escúchenme ustedes, que anhelan la justicia y que buscan a Yavé. |
02 | Vuelvan a su origen, miren la roca, la cantera de donde fueron sacados; miren a Abraham, su padre, y a Sara, que los dio a luz. Era uno solo cuando lo llamé, pero lo bendije y se multiplicó. |
03 | Pues bien, Yavé se ha compadecido de Sión y ahora quiere dar vida a sus ruinas, transformar su soledad en un Paraíso y su sequedad en un jardín de Yavé. Entonces se lo agradecerán, tocando música y lanzando vivas de entusiasmo y de alegría. |
04 | Pueblos, pónganme atención, y escúchenme, naciones, porque de mí saldrá la Ley y mis sentencias que serán la luz de los pueblos. |
05 | Mi justicia está por llegar; ya he mandado mi salvación y aquí vengo yo para gobernar a los pueblos. Las islas también esperan en mí y cuentan con mi intervención. |
06 | Levanten los ojos al cielo y miren después al suelo. Miren que los cielos se derriten y se hacen humo y la tierra se deshace como la ropa mientras sus habitantes mueren como moscas. Pero mi salvación durará para siempre y mi justicia nunca se acabará. |
07 | Atiéndanme, ustedes que andan derecho, pueblo mío que tienes mi ley en tu corazón. No teman las injurias de los hombres ni se desmoralicen por sus insultos. |
08 | Porque la polilla los roerá como ropa, y sus larvas se los comerán como lana. Pero mi justicia durará para siempre y mi salvación seguirá de siglos en siglos. Despiértate, Yavé |
09 | ¡Despiértate, despiértate con toda tu fuerza, brazo de Yavé! Despiértate como pasó antes, en los tiempos antiguos. ¿No eres tú quien destrozó a Rahab y traspasó al dragón? |
10 | ¿No eres tú el que secó el mar y las aguas profundas, e hiciste del fondo del mar un camino para que pasaran los que rescatabas? |
11 | Así volverán los que ha salvado Yavé. Entrarán a Sión entre gritos de alegría, una dicha imperecedera hará brillar sus rostros. ¡Alegría y felicidad los acompañarán, y lejos quedarán las penas y los suspiros! |
12 | Yo, yo soy el que te consuela. ¿Por qué tienes miedo a los hombres que mueren, a un hijo de hombre que desaparecerá como el pasto? |
13 | ¿Acaso te has olvidado de Yavé, que te creó, que extendió los cielos y que fundó la tierra? Pues te lo pasas siempre asustado al ver la rabia del tirano, que trata, por todos los medios, de destruirte. Pero, ¿dónde está ahora su rabia? |
14 | Muy pronto saldrá en libertad el prisionero; no morirá en el calabozo, ni le faltará más el pan. |
15 | Yo soy Yavé, tu Dios, que muevo el mar y hago rugir sus olas, mi nombre es Yavé de los Ejércitos. |
16 | Cuando estaba estirando los cielos y echando los cimientos de la tierra, coloqué mis palabras en tu boca y te escondí bajo mi mano. Y dije a Sión: «Tú eres mi pueblo.» |
17 | ¡Despierta, despierta, levántate, Jerusalén! Tú que te serviste de la misma mano de Yavé la copa que contenía su enojo y que hace perder los sentidos, te la tomaste hasta dejarla vacía. |
18 | Ella, que tuvo tantos hijos, no tiene ni uno para que la lleve; y, de todos los hijos que crió, no queda nadie para que la sostenga. |
19 | ¿Quién te dará el pésame por estas dos desgracias que te han ocurrido: saqueo y ruina, hambre y espada? |
20 | Has visto a tus hijos tirados, sin fuerzas, en las esquinas de las calles, como un antílope en una trampa, desmayados por el enojo de Yavé, por las amenazas de tu Dios. |
21 | Por esto, óyeme, infeliz, que te has embriagado con algo que no es vino. |
22 | Así te habla tu Señor, Yavé, tu Dios, defensor de tu pueblo: Yo quito de tu mano la copa que hace perder los sentidos, la copa de mi enojo; tú ya no volverás a tomarla. |
23 | Yo se la pasaré a tus opresores que decían: Agáchate, para que pasemos por encima. Y tu espalda quedó como un camino por donde pasaba la gente. |