01 | Déjenme cantar, en nombre de mi amigo, la canción de mi amigo por su viña. Una viña tenía mi amigo en una loma fértil. |
02 | La cavó quitando las piedras y plantó cepas escogidas. En medio de ella construyó una torre y también cavó un lagar. El esperaba que produjera uvas, pero sólo le dio racimos amargos. |
03 | Acérquense, habitantes de Jerusalén, y hombres de Judá: juzguen ahora entre mi viña y yo. |
04 | ¿Qué otra cosa pude hacer a mi viña que no se lo hice? ¿Por qué, esperando que diera uvas, sólo ha dado racimos amargos? |
05 | Déjenme que les diga lo que voy a hacer con mi viña: le quitaré la cerca, para que la puedan saquear; se convertirá en maleza para el fuego; |
06 | derribaré el muro, y será pisoteada. Ya no la cuidaré en adelante, no se podará ni se limpiará más, sino que crecerán en ella la zarza y el espino, y les mandaré a las nubes que no dejen caer más lluvia sobre ella. |
07 | La viña de Yavé Sabaot es el pueblo de Israel, y los hombres de Judá, su cepa escogida. El esperaba rectitud, y va creciendo el mal; esperaba justicia, y sólo se oye el grito de los oprimidos. |
08 | ¡Pobres de ustedes que compran todas las casas y van juntando campo a campo! ¿Así, que no quedará más lugar y sólo quedarán ustedes en este país? |
09 | En mis oídos ha resonado la palabra de Yavé de los Ejércitos: «Han de quedar en ruinas muchas casas grandes y hermosas, y no habrá quien las habite. |
10 | Diez cuadras de viña apenas darán un barril de vino, y un quintal de semilla sólo dará un puñado.» |
11 | ¡Pobres de aquellos que se levantan muy temprano en busca de aguardiente y hasta muy entrada la noche continúan su borrachera! |
12 | Hay cítaras, panderetas, arpas, flautas y vino en su banquete, pero no ven la obra de Yavé ni entienden lo que él está preparando. |
13 | A mi pueblo le falta inteligencia, por eso será desterrado. Sus nobles morirán de hambre, y su pueblo perecerá de sed. |
14 | Por esto la Muerte ensancha su garganta y abre su enorme hocico, allí baja el esplendor de Sión: con toda la bulla de su gente alegre. |
15 | El mortal será doblegado, y cada cual humillado. |
16 | Yavé Sabaot será grande en el Juicio, el Dios Santo al juzgar, mostrará su santidad. |
17 | Los corderos pastarán en sus campos desolados y las manadas vivirán en medio de los escombros. |
18 | Desgraciados de aquellos que arrastran su maldad con la cuerda de sus engaños, y arrastran el pecado como los tiros de un carro. |
19 | De aquellos que dicen: «Rápido! Que Yavé haga sus cosas y que las veamos. ¡Que se cumpla el proyecto del Santo de Israel, que venga para que lo conozcamos!» |
20 | ¡Ay de aquellos que llaman bien al mal y mal al bien, que cambian las tinieblas en luz y la luz en tinieblas, que dan lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! |
21 | ¡Ay de los que se creen sabios y se consideran inteligentes! |
22 | ¡Pobres de los que son valientes para beber vino, y campeones para mezclar bebidas fuertes, |
23 | pero que perdonan al culpable por dinero, y privan al justo de sus derechos! |
24 | Así como las llamas queman el rastrojo y como el pasto seco se consume en el fuego, así se pudrirá su raíz y el viento se llevará su flor junto con el polvo. Pues han rechazado la ley de Yavé Sabaot y han despreciado la palabra del Santo de Israel. |
25 | Por esto Yavé se enojó con su pueblo y levantó su mano para pegarle; los cerros se estremecieron y los cadáveres quedaron tirados esparcidos como la basura en las calles. Pero no se le pasó el enojo, pues siguió con su mano levantada. |
26 | Le hace señas a una nación lejana y le pega un silbido desde el fin del mundo; ella ligerito llega con rapidez. |
27 | Nadie de los suyos se debilita o se cansa, ni se queda dormido o se pone a cabecear, ninguno se suelta los cordones de su zapato. |
28 | Sus flechas son muy puntiagudas, todos sus arcos estirados, los cascos de sus caballos son como de piedra, las ruedas de sus carros igual que el huracán. |
29 | Tiene un rugido como de leona, ruge como un cachorro de león, gruñe y atrapa su presa, se la lleva y nadie se la quita. |
30 | Rugirá contra él, en ese día, como el bramido del mar. Al mirar el país sólo se verán tinieblas, angustia, y luz que desaparece entre las sombras. |