01 | ¿Quién es ese que viene de Edom, que llega de Bosrá, vestido de rojo? ¿Quién es ése del vestido esplendoroso, y de andar majestuoso? «Soy yo que hablo de justicia y soy poderoso para salvar.» |
02 | ¿Por qué es rojo tu vestido, y tu ropa manchada como la del que pisa en el lagar? |
03 | En el lagar he pisado yo solo, y nadie de mi pueblo estaba conmigo. Sí, los he pisado con rabia y los he pisoteado con furor, su jugo salpicó mis vestidos y he manchado toda mi ropa. |
04 | Porque había preparado el día de mi desquite y el año de mi venganza había llegado. |
05 | Miré a mi alrededor y me asombré: no había quién me ayudara. Así, es que no conté más que con mi brazo y mi enojo me dio fuerzas. |
06 | Aplasté con rabia a los pueblos, los quebré con furia, e hice correr su jugo por la tierra. Ojalá rasgaras los cielos y bajaras |
07 | Yo quiero felicitar a Yavé por sus favores y cantar sus alabanzas, por todo lo que ha hecho por nosotros, por la gran bondad que demostró a Israel, que nos demostró al compadecerse de nosotros y darnos tantos beneficios. |
08 | Dijo: «En realidad son mi pueblo, hijos que no me harán traición.» Y se hizo su salvador |
09 | en todas sus pruebas. No era un delegado ni un ángel, sino él mismo, quien los salvaba. Lleno de amor y de piedad, él mismo los rescataba; se encargó de ellos y los guió durante todo el tiempo pasado. |
10 | Pero ellos lo desobedecieron, y como causaban pena a su Espíritu Santo, se convirtió en su enemigo y él mismo les hizo la guerra. |
11 | Entonces se acordaron de los tiempos pasados, de los días de Moisés: ¿Dónde está aquel que salvó de la mar al pastor de su rebaño y que puso dentro de ellos su Espíritu Santo, |
12 | que dio golpes formidables, a la derecha de Moisés, que partió las aguas del mar delante de ellos y se hizo famoso para siempre, |
13 | que los hizo caminar por el fondo del mar como un caballo por la pradera, y sin que se tropezaran, |
14 | como un buey que baja a la llanura? El Espíritu de Yavé los llevaba a descansar. Así fuiste guiando a tu pueblo, y con esto te hiciste famoso. |
15 | Mira desde los cielos, y ve desde tu santo y lujoso aposento: ¿Dónde están tu preocupación y tu poder? ¿Por qué ya no se conmueven tus entrañas? Ah, no sigas sin sentir pena por nosotros, |
16 | pues tú eres nuestro Padre. Abraham ya no sabe de nosotros e Israel tampoco se acordará. Mas tú, Yavé, eres nuestro Padre, nuestro Redentor; éste ha sido siempre tu Nombre. |
17 | ¿Por qué, Yavé, permitiste que nos perdiéramos de tus caminos, que nuestros corazones se pusieran tercos y ya no te temieran? ¡Vuelve, por amor de tus servidores y de tus tribus herederas! |
18 | ¿Por qué los impíos han invadido tu Santuario? ¿por qué ha sido pisoteado por nuestros enemigos? |
19 | Desde hace tiempo somos un pueblo que tú no gobiernas y que tu Nombre ya no protege. ¡Ah, si tú rasgaras los cielos y bajaras! Los cerros se derretirían al verte. |