01 | Me he dejado hallar por los que no preguntaban por mí y me he dejado encontrar por los que no me buscaban. Dije: «Aquí me tienen» a una nación que no invocaba mi nombre. |
02 | Le he tendido la mano todos los días a un pueblo desobediente, que seguía un camino que no era bueno, tras sus propios caprichos. |
03 | Este pueblo me provoca continuamente en mi propia cara, haciendo sacrificios en los jardines, quemando perfumes sobre ladrillos, |
04 | viviendo en los sepulcros, pasando la noche en rincones secretos, comiendo carne de cerdo y sirviendo en sus platos comidas prohibidas. |
05 | Dicen: «Párate, no te acerques, que puedo pegarte la santidad.» Todo esto me molesta las narices como el humo de un incendio que no se apaga. |
06 | Pero esto es lo que tengo escrito delante de mí: No me quedaré callado hasta no haber arreglado de una vez cuentas con ustedes |
07 | por sus pecados y los de sus padres, dice Yavé, que quemaron incienso en los cerros y me desafiaron en las colinas. Les daré bien su merecido, sin quitarles nada. |
08 | Esto es lo que declara Yavé: Así como dice uno, cuando encuentra un racimo jugoso: «No lo cortes, porque es una bendición», así me portaré yo por amor a mis servidores, y no lo destruiré todo. |
09 | Haré nacer de Jacob una descendencia y de Judá herederos para mis montañas. Les corresponderán en herencia a mis elegidos y mis servidores harán allí sus casas. |
10 | Mi pueblo, que me habrá buscado, tendrá el Sarón para que pasten las ovejas y el valle de Acor como potrero para los bueyes. |
11 | Pero a ustedes, que abandonan a Yavé, que se olvidan de su Cerro Santo, que le preparan una mesa a Gad y que llenan la copa de Meni, |
12 | yo los condeno a morir por la espada, y todos doblarán la rodilla para ser degollados. Porque llamé y nadie respondió, les hablé y nadie me hizo caso. Hicieron lo que yo considero como malo y eligieron lo que a mí no me gusta. |
13 | En vista de esto, el Señor Yavé les dice: ¡Muy bien! Mis servidores comerán, mientras que ustedes estarán con hambre. Ellos tendrán de beber, mientras que ustedes sentirán sed. Se alegrarán, mientras que ustedes se verán humillados. |
14 | Mis servidores cantarán con el corazón lleno de felicidad, mientras que ustedes se quejarán, con el corazón apenado, y gritarán, con el ánimo aplastado. |
15 | El nombre de ustedes no se recordará más que cuando mis elegidos pronuncien una maldición: «¡Así te haga morir el Señor Yavé!» En cambio, a mis servidores les daré un nombre nuevo. |
16 | Todo el que quiera recibir una bendición en el país, la recibirá en el nombre del Dios de la verdad; y cualquiera que preste un juramento en el país, jurará por el Dios que cumple sus promesas, pues todos los males del pasado quedarán en el olvido y ocultos a mis ojos. Cielo nuevo y tierra nueva |
17 | Pues Yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva y el pasado no se volverá a recordar más ni vendrá más a la memoria. |
18 | Que se alegren y que estén contentos para siempre por lo que voy a crear. Pues Yo voy a hacer de Jerusalén un Contento y de su pueblo una Alegría. |
19 | Yo quedaré contento con Jerusalén y estaré feliz con mi pueblo. Ya no se oirán, en adelante, sollozos ni gritos de angustia, |
20 | ni habrá más, allí, recién nacidos que vivan apenas algunos días, o viejos que no vivan largos años, pues morir a los cien años será morir joven, y no llegar a los cien será tenido como una maldición. |
21 | Harán casas y vivirán en ellas, plantarán viñas y comerán sus frutos. |
22 | Ya no edificarán para que otro vaya a vivir, ni plantarán para alimentar a otro. Los de mi pueblo tendrán vida tan larga como la de los árboles y mis elegidos gozarán de los frutos de su trabajo. |
23 | No trabajarán inútilmente ni tendrán hijos para perderlos, pues ellos y sus descendientes serán una raza bendita de Yavé. |
24 | Antes que me llamen les responderé, y antes que terminen de hablar habrán sido atendidos. |
25 | El lobo pastará junto con el cordero; el león comerá paja como el buey y la culebra se alimentará de tierra. No harán más daño ni perjuicio en todo mi santo cerro, dice Yavé. |