01 | ¿Por qué al Todopoderoso no se le ocultan los tiempos, pero sus fieles no ven esos días? |
02 | Los malvados remueven los mojones, se apoderan del rebaño y del pastor. |
03 | Se llevan el asno de los huérfanos, toman en prenda el buey de la viuda; |
04 | Desvían al indigente del camino, y los pobres del país tienen que esconderse. |
05 | Como asnos salvajes en el desierto, salen los pobres, buscando una presa; y aunque ellos trabajan hasta la tarde, no tienen pan para sus hijos. |
06 | Cosechan en el campo del impío, vendimian la viña del malvado. |
07 | Pasan la noche desnudos, por falta de ropa, sin un abrigo para taparse del frío. |
08 | Empapados por el aguacero de las montañas, sin refugio, se acurrucan contra las rocas. |
09 | arrancan al huérfano del pecho materno y toman en prenda al niño pequeño del pobre. |
10 | Andan desnudos, por falta de ropa, cargan las gavillas, y están hambrientos. |
11 | Exprimen el aceite entre dos máquinas de moler, pisotean el lagar, y están sedientos. |
12 | De la ciudad, salen los gemidos de los moribundos, las gargantas de los heridos piden auxilio, ¡pero Dios no escucha sus plegarias! |
13 | Hay otros que se rebelan contra la luz: no reconocen sus caminos ni se detienen en sus senderos. |
14 | El asesino se levanta antes del alba para matar al pobre y al indigente. El ladrón merodea por la noche, |
15 | El adúltero aguarda la penumbra, pensando: «¡Ningún ojo me verá!», y se cubre la cara con un velo. |
16a | en la oscuridad, perfora las casa. |
16b | Ellos se encierran durante el día, todos ellos ignoran la luz. |
17 | Porque, para ellos, la mañana es la hora sombría, están habituados a los temores de la noche. |
18 | Huye veloz, se parece a la espuma de las aguas, y evita el camino de las cumbres, |
19 | Un calor sofocante evapora sus aguas y quema lo que queda de su trigo. |
20 | El seno que lo formó se olvida de él, y su nombre no se recuerda más: la maldad ya no es más que un árbol cortado. |
21 | Pues maltrataba a la mujer sin hijos y no atendía a la viuda. |
22 | Hay Uno que con su fuerza agarra a los poderosos, que si se levanta, nadie podrá escaparse. |
23 | Dios permitió que progresara seguro, pero vigilaba sus caminos. |
24 | Se encumbró por un instante, y ya no existe, se ha marchitado como espiga cortada. |